La iglesia de San Miguel se llenó ayer en la despedida de la Unidad Pastoral de Cuéllar al que durante siete años ha sido su párroco, Emilio Calvo.

La misa estuvo llena de momentos emotivos desde el comienzo cuando sonaron las dulzainas de la Escuela de Música Cecilio de Benito a la que Calvo pertenece. Él mismo recordó como las dulzainas también le recibieron en su llegada a la villa y no pudo contener la emoción en su intervención. “He tratado, en estos siete años, de ser una gran familia con todos vosotros”, afirmó señalando cómo ha visto crecer a los monaguillos, a los niños de catequesis y recordó los momentos vividos “educando en la fe” en los campamentos, las comuniones o las confirmaciones. Reseñó los muchos momentos compartidos “despedir y ser despedidos, bautismos, comuniones, fiestas…”, no olvidó tampoco su paso por la Asociación de Belenistas de Cuéllar, la cual preside.

La misa fue concelebrada con los dos sacerdotes de la villa y por los de Cabezuela y Villaverde de Iscar. Junto al altar todos los niños que han sido monaguillos a un lado, al otro los jóvenes y en el coro los grupos que acompañan las celebraciones con su música y canciones.

El párroco tuvo palabras de agradecimiento hacia muchos de los asistentes, hacia los coros de jóvenes y de mayores “que alegran las celebraciones”, a las catequistas, a los padres, a los jóvenes.

“No he conocido parroquia con tanto patrimonio y belleza” afirmó Calvo, animando a los asistentes a cuidarlo.

Con incertidumbre aseguró que afronta el inicio de esta nueva etapa en una parroquia nueva, la de La Granja de san Ildefonso, con nuevos compañeros… Una tarea en la que señaló que se encomienda a la Virgen de El Henar, patrona de la comarca cuellarana y de los resineros, y también de su pueblo Zarzuela del Pinar, y también a la Virgen del Rosario, patrona de Cuéllar, la que recordó que en estos años han podido restaurar. La imagen de la virgen de El Henar presidió el acto al coincidir con la celebración de las novenas previas a la romería que tendrá lugar el domingo.

Calvo agradeció “de corazón a todos su presencia y amistad” y concluyó su intervención diciendo “en la Granja tenéis una casa y en mi humilde persona un amigo”. Sus palabras emocionaron a todos los asistentes, pero aun se vivieron más momentos en los que muchos derramaron lágrimas.

Llegaron los reconocimientos, los de las personas vinculadas a la parroquia que destacaron su “labor pastoral juvenil y familiar”, los buenos momentos  compartidos y que siempre le recordarán “por su nobleza y animosidad”. El alcalde de Cuéllar, Jesús García, le hizo entrega de un cuadro con un pergamino en el que se recogía el agradecimiento del pueblo de Cuéllar por su labor en estos años. Los dulzaineros le obsequiaron con una cerámica sobre tabla dedicada a él con la imagen del Castillo y a sus pies una dulzaina. “Que allí donde vayas sigas tocando”, le dijo Mª Carmen Riesgo, profesora de dulzaina de la escuela de la villa. Una placa con la imagen de la virgen del Rosario en recuerdo de su paso por la villa, un ordenador, unos altavoces y un cheque con el resto del dinero aportado por los fieles para esta despedida, completaron los regalos.

Calvo, muy emocionado, recibió los regalos y despidió el acto animando a los asistentes “a seguir creciendo y a hacer iglesia” y recordó que “los curas pasamos y la comunidad permanece”. Una ovación sirvió de cierre, no sin que antes de abandonar la iglesia los fieles quisieran fotografiarse y despedirse del párroco.

Mañana a las 20.00 horas tendrá lugar la misa de recepción al nuevo párroco, Fernando Mateo, también en la iglesia de San Miguel, y el jueves a esa misma hora pero en la iglesia del Rosario de la Granja de San Ildefonso Emilio Calvo tomará posesión como párroco de La Granja, acto al que acudirán numerosos vecinos de la comarca.