El ciclo “Los Conciertos de la Escuela” organizado por la Escuela de Música “Cecilio de Benito” contará hoy con la actuación de la formación F.A.R. DRUMS, un proyecto creado para difundir el repertorio original de compositores, compuesto para agrupaciones de percusión, para transmitir una idea diferente de la que tradicionalmente se tiene de la música de cámara de percusión. La cita será a las 19.30 horas en la sala Alfonsa de la Torre. Ésta será la primera actuación de la formación.
Los miembros de F.A.R. DRUMS se han formado en los conservatorios de la región, participando a su vez en diversos cursos de perfeccionamiento de percusión organizados en todo el territorio nacional con profesores de relevancia internacional.
El grupo es un trío integrado por: Abel Arenales, profesor de percusión en las escuelas municipales de música de Carbonero el Mayor y Simancas en Valladolid, miembro de la charanga La Nota de Peñafiel; ha formado parte de Joven Banda Sinfónica de Castilla y León, J.O.U.V.A., y ha colaborado con la O.S.C.y.L., Orquesta Sinfónica de Castilla y León; Fernando Ferrero, profesor en las escuelas municipales de música de Peñafiel e Iscar en Valladolid Solista de timbales de la J.O.U.V.A. y de la O.S.P.E. y Roberto Gascón, profesor de percusión en las escuelas municipales de música de Iscar, Nava de la Asunción y Cecilio de Benito de Cuéllar. Ha colaborado con distintas orquestas sinfónicas: como la O.S.C.y.L., O.S.P.E., J.O.U.V.A, O.C.E… y pertenece a la Asociación Musical Iscariense.
Espectáculo
El espectáculo extrapola a la percusión de su función básica, como puede ser completar una melodía, y la convierte en protagonista. Melodías que pasan de un instrumento a otro de forma vigorosa acompañadas de penetrantes ritmos.
Las obras que componen el programa son básicamente contemporáneas, aunque también incluye obras de corte más clásico y conocidas por los oyentes. Al ser un grupo de percusión, el ritmo es vital. Y por eso, durante todo el espectáculo, su música hace sentir al espectador que su corazón late al son de los tambores. Creando así, un íntimo vínculo intérprete y público, por la combinación de la música clásica con la explosión del sonido percutido.