| Fotos: Gabriel Gómez |

Los restos de los ocho beatos mártires carmelitas ya reposan en el interior del templo de El Henar. Las reliquias de los jóvenes beatificados en 2013, que se encontraban en el claustro del santuario, fueron trasladadas el pasado sábado a un sepulcro situado dentro del templo, frente a la puerta principal. La ceremonia estuvo presidida por el obispo de Segovia, César Franco, y concelebrada por el canciller-secretario general del Obispado, Alfonso M.ª Frechel, el vicario de Evangelización, Juan Cruz Arnanz, el actual rector del santuario, Carlos García, y el hermano agustino Ismael Arevalillo. Además, participó el prior de los carmelitas de Valladolid y último prior carmelita de El Henar, Florentino Bocos.

El acto fue sencillo y cargado de símbolismo. Al pie del altar, los dos féretros de madera con las reliquias de los beatos estaban cubiertos por una capa blanca de la Orden Carmelita. Junto a ellos, dos palmas que simbolizaban el martirio, una corona con ocho claveles rojos, además de siete velas y el cirio pascual. Apoyado en el ambón o atril, un cuadro con el escudo de la Orden de los Carmelitas Descalzos.

Durante la eucaristía el obispo afirmó que no hay amor más grande que el que da la vida por los amigos, y en este caso por Cristo, refiriéndose a estos mártires fusilados en 1936. “En plena juventud, entregaron su sangre por la fe y amor a Cristo. Ofrecieron el mayor sacrificio que podían hacer. Dieron su vida para que este mundo se salvara”, destacó Franco. Por eso, dijo, la Iglesia venera desde sus inicios a los mártires. De ellos destacó que son un acicate, especialmente para los jóvenes, porque el mundo necesita luz. “Hay demasiadas sombras y muerte”. “Ahora estarán junto a la Virgen de El Henar; la Virgen es la reina de los mártires”, concluyó.

A la ceremonia, acompañada musicalmente por el grupo Cantemus, asistió más de un centenar de personas. Entre ellas, varios familiares del mártir cuellarano, Adalberto Vicente, que hicieron ofrendas de pan, vino y un centro de flores con nueve rosas rojas: una por cada beato y otra más por sor Martina Vázquez, la también beata cuellarana cuyos restos reposan en el camarín de la virgen. Durante la eucaristía, los asistentes oraron con velas encendidas con el fuego del cirio pascual

Como acto final, ocho voluntarios trasladaron los dos féretros desde el presbiterio hasta el pie de la iglesia. Allí, el obispo bendijo el sepulcro con los nombres de los beatos tallados en la piedra que ha sido ubicado bajo un cuadro de la Virgen de El Henar. Después, el propio obispo, el secretario, el rector del Santuario y el prior de Valladolid firmaron y sellaron el acta que daba fe del traslado. Seguidamente los asistentes cantaron la Salve y se introdujeron los ataúdes en el sepulcro junto con el acta, dando por finalizada la ceremonia.