Un momento del recital ofrecido en la iglesia de San Miguel.

Un momento del recital ofrecido en la iglesia de San Miguel. | Foto: Gabriel Gómez |

Los Romances de la Pasión protagonizaron el Domingo de Ramos el concierto que ofrecieron Fernando Ortiz y Llanos Monreal en la iglesia de San Miguel de Cuéllar ante un numeroso público que llenó el templo. Así interpretaron una veintena de romances de temática relacionada con los diferentes momentos de la vida y la pasión de Cristo, que fueron desde el Domingo de Ramos, pasando por el Jueves Santo, Viernes Santo al Domingo de Resurrección.

El programa, dividido en cuatro partes, recogió piezas del Romancero General de Segovia, del Cancionero Segoviano de Agapito Marazuela, trabajos de Joaquín Díaz, Luis Díaz, Pedro Echevarría, Miguel Manzano y otros autores muy especialmente del Folk Music and Poetry of Spain recopilación de Kurt Schindler de 1941. También se escucharon romances recopilados por el Nuevo Mester de Juglaría durante años. Algunos de los romances interpretados conservaban la estética del más genuino romancero tradicional y otros contenían la sonoridad de los versos de Lope de Vega en sus 14 Romances de la Pasión.

Ortiz y Monreal han sido los encargados de adaptar las piezas que se interpretaron y de seleccionar la música que debía acompañar a ciertos testos, en ocasiones entre las melodías que conserva el romancero y otras con composiciones de nueva creación.

El concierto que interpretaron en la villa fue compuesto y estrenado en 2004 por encargo de la Semana de Música y polifonía Sacra de Segovia.

Llanos Monreal a la voz, Fernando Ortiz a la voz y la guitarra estuvieron acompañados en el recital por Carla Muñoz al violonchelo, Cristina Ortiz a la flauta travesera, Beatriz Pérez al clarinete, Carlos Alonso a la viola y Rodrigo Muñoz a la percusión.

En el recital se escucharon temas como El Arado, La Samaritana, Hoy es Domingo de Ramos, El Lavatorio, La Cena, El Beso de Judas (Getsemaní), Camino del Calvario, La Verónica, Las Siete Palabras, El Entierro y se concluyó con ¡Oh, qué mañana de Pascua!.