| Foto: Gabriel Gómez | 

Máxima Verdugo celebró ayer su 102 cumpleaños junto a su hija Cristina y su yerno en Dehesa de Cuéllar donde vive ahora el confinamiento por la COVID-19. Se da la circunstancia de que Máxima nació en 1918, año en que se produjo la pandemia de gripe conocida como gripe española, de aquella no tiene recuerdos pero está deseando que esta pase pronto.

Las sirenas de Protección Civil le hicieron salir a la puerta donde los voluntarios le homenajearon con un cartel de felicitación, hicieron sonar el cumpleaños feliz y le obsequiaron con una rosa y un diploma de recuerdo de ese día.

Verdugo no ocultó su emoción e ilusión por la sorpresa y no dudó en aplaudir a quienes la sorprendieron cuando ellos le aplaudían a ella. “Me ha gustado muchísimo y se lo agradezco muchísimo a todos”, manifestó

“He pasado el día muy contenta”, afirmaba recordándonos que ya es muy mayor y lamentando su sordera que le dificulta  entender bien a quien le habla, pero su buen estado suple esa deficiencia con creces. A pesar de su edad Máxima tiene una salud de hierro y apenas toma medicinas, y según cuenta su hija ni tan siquiera ha requerido ninguna operación por lo que en el Hospital de Segovia no tiene historial médico.

Natural de Fuentes de Cuéllar Máxima ha residido en Lovingos, población de la que procedía su marido y donde se le rindió ya un emotivo homenaje coincidiendo con su 100 cumpleaños. Ahora reside con sus hijos en Cuéllar, Lovingos o Dehesa.

Le gusta jugar a las cartas y ayer mismo dedicó parte de la tarde a jugar al tute con su hija y su yerno. Otra de sus aficiones son las sopas de letras aunque señala que la vista no le permite ya realizar bien las que tienen letra pequeña. Afirmó que reza el Rosario todos los días “por todos y ahora por estas cosas que hay para que se quite pronto”. Y es que quiere que todo esto pase porque tiene muchas ganas de ver a sus hijos, nietos y biznietos. En total tiene cuatro hijos, nueve nietos y ocho biznietos. Mientras espera ese momento disfruta algunos ratos en el patio del buen tiempo que estos días nos acompaña.

Nos mostró su memoria recitándonos algunos versos y canciones de la tradición cristiana, y quedamos emplazados a volver a felicitarla otro año ya sin pandemia.