Vecinos de Cuéllar aplauden a sanitarios y servicios esenciales durante el confinamiento. | Foto: Gabriel Gómez |

| Por Ángel Carlos Hernando | 

La posibilidad de recuperar la actividad se basa en la responsabilidad individual. Hemos hecho, y estamos haciendo, un tremendo esfuerzo en todos los aspectos de nuestras vidas para revertir esta terrible situación, que no podemos tirar ahora por la borda, ya que se ve más cerca una vía de escape.

No habrá ningún pacto político que nos saque de esta. Y si lo hay, yo no tengo ninguna esperanza, será para colocarse en los tacos de salida en la carrera electoral. Me gustaría sentir el enorme placer de equivocarme. Y si me apuran, me conformaría con que se dote de los medios necesarios a quiénes están en primera línea de batalla, lo cual no parece tan difícil.

Aunque es evidente que las medidas que tomen los gobiernos ayudarán en la salida, se muestran completamente insuficientes, cuando no inoperantes; debemos comportarnos de forma responsable con el vecino y con nosotros mismos. Esas medidas socioeconómicas, paralelas a las sanitarias, aún más importantes, que se van implementando, no son efectivas por si solas. Por ello, la esperanza para salir con el menor daño posible de la pandemia, como de tantas otras situaciones, reside en movernos como comunidad cooperante, como pueblo, como tribu. Desde tiempos prehistóricos, probablemente en el Paleolítico, la comunidades humanas pudieron caminar hacia lo que hoy somos, venciendo las adversidades naturales a través de sistemas de ayuda. Hoy nos enfrentamos a una situación que jamás hubiéramos imaginado; propia de algún filme que nos pueda venir a la mente. Esa sensación de soledad en los instantes previos al confinamiento, será difícil de desalojar de nuestro cerebro, incluso de nuestro estómago.

Para volver a la normalidad necesitamos descender al menor detalle; como haremos cuando tengamos la primera oportunidad; quizá café con las personas que más echamos de menos; después con todos los demás. Es necesario que cada uno de nosotros saque adelante lo más cercano: su calle, la economía local, su pueblo, para progresivamente alcanzar lo más lejano. Empecemos por cuidar de nuestra gente.

Es el momento de tener otro poco de paciencia, aunque sea mucho pedir, cuando salimos ahora en busca de la libertad social, para que no haya posibilidad de retroceso. Es el momento de máxima responsabilidad, cumplir las normas básicas de higiene y de distanciamiento social, aunque quizá los ciudadanos estemos, de momento, más próximos que nunca. No debemos perder la vista a la pandemia mientras miramos al futuro. Estamos cerca sobre todo porque las personas somos capaces de adaptarnos a contextos muy duros como así constata la historia, pero hagamos nuestra pequeña parte; de lo próximo a lo lejano es la manera de crear sinergias para la recuperación.