| Fotos: Gabriel Gómez |

Los zombis tomaron ayer parte de la villa medieval dentro del juego de rol “Medieval Zombi. Plaga Negra” en el que participaron alrededor de 400 personas. El Castillo fue el punto de partida de este juego que contó con doscientos participantes y un centenar de zombis que les hicieron pasarlo “de miedo”.

Mucha expectación en el inicio del juego para los participantes que acudieron perfectamente ataviados, algunos de ellos con vestimentas medievales, y portando linternas, bebida y alimentos para enfrentarse a una larga noche en la que debían superar una docena de pruebas para desgranar lo sucedido en la villa. Expectación también entre los vecinos del municipio, ya que fueron muchos los que se acercaron hasta la fortaleza y su entorno para seguir el desarrollo del juego.

Un plano, un escrito con las misiones a cumplir y una cartilla en la que ir colocando los puntos de las pruebas superadas por cada grupo fue el material con que contaron los supervivientes que se identificaban con un lazo verde. Pasadas las 11.00 horas comenzaba el movimiento y los primeros sobresaltos para los participantes: el Sabio Camilo abandonaba el Castillo para dirigirse a su posición en la muralla sobre el arco de San Basilio, desde donde orientó a los participantes que se encontraban perdidos durante el desarrollo del evento. La llegada de los primeros zombis hacía a los participantes correr hacia el patio de armas del Castillo allí el Rey les daba la bienvenida y les agradecía a los nobles-jugadores su ayuda y ponía a su disposición la fortaleza y a todos sus criados, fue entonces cuando los zombis aparecieron y comenzarlos a perseguirles. Huir de ellos y evitar ser atrapados por los no muertos fue desde ese momento su objetivo.

A zombis y supervivientes se sumaron 23 actores, miembros de organización del evento, personal de la Oficina Municipal de Turismo y también se contó con el apoyo de Protección Civil que instaló su tienda en el área de autocaravanas junto al Castillo y la Policía Local.

Los grupos fueron tratando de cumplir las diferentes misiones encomendadas, aunque no todos en el mismo orden. El torreón de la memoria, el patio de armas, las bodegas y el patio posterior del Castillo fueron algunos de los escenarios, a los que se sumó el refugio del sabio en San Basilio, el ábside de Santiago, los exteriores de las iglesias de San Martín y San Esteban, la Plaza de San Gil, la del Estudio y el parque de la Huerta del Duque al completo que acogía cuatro escenarios entre ellos el camposanto y el Bosque Negro. En total más de 100.000 metros cuadros como tablero de juego.

Los jugadores se fueron moviendo con rapidez tratando de completar el mayor número de misiones durante las dos primeras horas, cuando la pócima les protegía de los zombis; después desde la 1.15 horas si eran atrapados eran eliminados y su única opción para seguir en el juego era pasar por la sección de maquillaje en la Oficina de Turismo del Castillo para convertirse en zombis.

Ingenio, destreza y rapidez eran cualidades importantes para superar con éxito las misiones. Encontrar runas, llaves, descifrar mensajes y hallar a sus destinatarios, ayudar y liberar a prisioneros, rescatar un anillo de una cazuela con corazones… eran algunas de las pruebas a superar siempre rodeados de zombis que surgían de los lugares más insospechados.

Gritos, sobresaltos, carreras y diversión protagonizaron el desarrollo del juego que a medida que avanzó la noche se fue complicando con el aumento del número de zombis y el incremento  de sus capacidades físicas y fuerza.