| Por Francisco Salamanca  ||  Fotos: Gabriel Gómez |
Se lidiaron novillos de Ángel Luis Peña, variados de capa y presentación, desiguales, escasos de cara, algunos sospechosos de manipulación, encastados, acusaron falta de fuerza el 2º y 5º, y fueron excelentes para la muleta el 1º, 3º y 4º, que en su pelea con el caballo no dieron la talla, privándoles de la vuelta al ruedo. El 6º, el mejor presentado, creó el pánico en las cuadrillas, recibiendo una lidia nefasta que nos privó de sus posibilidades. En general, los novillos ganaron la partida a los de luces. Aforo muy flojo, sobre tres centenas de aficionados. Brilló la banda municipal de música.

Enrique, “el del camión de la basura”, “el del colegio de Santa Clara”, es un vecino de Cuéllar que en nuestro recuerdo siempre ha estado vinculado a dichos servicios municipales, además de lo que tocara en cada momento, sobre todo en fiestas, donde el trabajo de estos servicios se multiplica en beneficio del disfrute del resto de vecinos. Así, Enrique hacía suyo el albero cada día de toros para que estuviera impecable antes de cada festejo, en el que además participaba como encargado de la puerta de cuadrillas, donde la salida y entrada de los picadores vestía su puesto de gran responsabilidad.

Se nos fue hace apenas un mes, una cornada de mala suerte acabo con su vida en La Muralla. El domingo, la plaza le tributó un minuto de silencio al toque de “La Entrada”, los tres novilleros brindaron su primer novillo a su familia, sus compañeros de plaza le hicieron el paseíllo y el torero de la Villa les hizo entrega de un recuerdo en su homenaje. Enrique siempre fue buena gente, se marchó discreto, en silencio, a seguir ahormando alberos en esas plazas del cielo. ¡¡ Buen viaje, torero!!

Torearon Javier Orozco, de verde albahaca y oro con cabos blancos, oreja en su primero y saludos en el cuarto. Silencio, tras pasaportar al sexto por cogida de Juan David de Cali, tras pinchazo, estocada y tres descabellos. Emilio Silvera de catafalco y cabos negros, saludos desde el tercio y silencio y Juan David de Cali que lució un terno verde cartujo y oro con cabos blancos, silencio y terminó en la enfermería en su segundo tras una aparatosa cogida sin consecuencias.

El rondeño Javier Orozco tuvo el mejor lote, demostró oficio en su primero, un castaño oscuro listón que repetía con calidad y pedía bajarle la mano y más cercanía en el encuentro, lo que quitó emoción a la faena. Tres tandas de naturales, manoletinas ceñidas, pinchazo y estocada atravesada le dieron un trofeo de su oponente. Con el cuarto, un jabonero sin cara, encastado y que dejó crudo el del castoreño, pisó terrenos poco comprometidos que fueron ahogando las embestidas del novillo tras numerosos muletazos que obtuvieron algunas palmas. Se silenció su labor tras pinchazo, aviso, estocada trasera, segundo aviso y descabello. Quite por gaoneras al tercero en la boca de riego.

Emilio Silvera bailó con el lote más flojo de la tarde. El segundo, colorado, el más pequeño del encierro se sujetó por encastado con medias embestidas y cabeceando en los encuentros, logrando muletazos trastabillados sin emoción. Por el pitón izquierdo logró naturales aislados de bello trazo, lo mejor de la tarde, que arrancó los olés del desolado tendido. Suerte natural y estocada muy caída que acaba con el novillo y la posibilidad de trofeo. El quinto se lo brindo a su compañero malagueño; otro jabonero con más fondo que el segundo, que acusó dos volteretas sobre los pitones, teniendo el de Huelva que llevarlo a media altura y logrando algunos naturales meritorios con la corta embestida del burel. Adornos y manoletinas y un mete y saca muy bajo que necesitó de media trasera para que rodará el novillo.

Juan David de Cali adoleció de falta de oficio; no está preparado este novillero para compromisos de este corte, y la calidad de su primero desnudó todas sus carencias. Pinchazo caído y estocada baja que necesitó de descabello obtuvieron el silencio del público. En el sexto estuvo lívido, haciendo entrar hasta tres veces el novillo al caballo. En el inicio de la faena de muleta, el de Angel Luis Peña lo derribó y volteó de malas formas, terminando en la enfermería contusionado y con un fuerte traumatismo axilar.