Tercera de la feria de Cuéllar 2024
Tarde de campanillas en la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza.
Con media plaza larga en tarde calurosa se lidiaron, a caballo, toros murubeños de la ganadería portuguesa de Romao Tenorio, corridos por la mañana en el encierro tradicional. Tres toros: 4º, 5º y 6º, de buena lámina y presencia y otros tres: 1º,2º y 3º justitos de trapío. Encastados y bravos todos, 3º y 5º excepcionales. El despunte de las astas se mostró excesivo. Vuelta al ruedo del 3º y 6º sin petición alguna, de hecho el 6º buscó las tablas en varias ocasiones.
Pablo Hermoso de Mendoza vistió traje rondeño, el de las ocasiones especiales. Oreja y oreja. Lea Vicens, vistió de corto. Silencio y 2 avisos con bronca del respetable. Guillermo Hermoso de Mendoza, de corto, obtuvo orejas y rabo de su primero y dos orejas de su segundo. Padre e hijo salieron a hombros por la Puerta Grande.
Por la mañana tras el enchiqueramiento se le hizo un homenaje, en su despedida de los ruedos, a Pablo Hermoso de Mendoza, descubriendo un azulejo en la Puerta Grande de la plaza de toros cuellarana. Iniciativa organizada por el Ayuntamiento de Cuéllar y la Peña Taurina ‘El Encierro’. Más de 200 personas acudieron al acto en el que el rejoneador manifestó su afinidad con Cuéllar, más allá de sus intervenciones (16) en la plaza.
El caballero navarro estuvo a la altura del homenaje y de su despedida. En su primero anduvo fácil, lo que no quiere decir que lo sea, citó y recogió al toro de salida, lo llevó donde quiso utilizando el caballo cual capote, rematando el tercio con un rejón en lo alto. Toreando de frente, al natural, puso tres banderillas extraordinarias. Un rejón caído y otro trasero rodaron al toro. Con su segundo, un toro más exigente dio una clase de qué es esto de torear a caballo. Con ‘Berlín’ nos enseñó el toro a un palmo de la cincha por toda la plaza, muleteando con la grupa y clavando, que ya era lo de menos, arriba y al estribo. Tres banderillas cortas con ‘Generoso’, un mete y saca y un rejón trasero hicieron que se tumbara el de Tenorio. Una oreja de cada uno de sus toros le valieron para abrir la Puerta Grande.
Lea Vicens mostró la cruz más cruel de la moneda: caballos pasados en los encuentros, hierros enormes en los bocados, finos hilos de acero de la cabezada al pechopetral, rejonazos grotescos… una pantomima de rejoneo. Hasta siete rejones de muerte utilizó para acabar con sus oponentes. Con su segundo, que se fracturó una mano durante la lidia, llegó al sarcasmo en el último tercio. Con dos rejones de muerte ya hundidos en el morlaco, clavó un tercero desde el rabo del toro, ¡jamás vi tal villanía!, intento derribarlo con los pechos del caballo en una bronca desde el tendido pocas veces vista en esta plaza. Cuando falta el respeto al toro, nada de esto tiene sentido.
Guillermo Hermoso de Mendoza demostró que quiere alcanzar los laureles de su padre, nadie tuvo mejor mentor. Derrochó cualidades, cuadra y ganas para ser el mejor, Toreó de salida, a su primero, ganándole terrenos hasta la boca de riego. Con ‘Martinch’ clavó dos palos perfectos de ejecución con pirueta incluida tras el encuentro, que levantó el tendido, subiendo el tono de la faena. Con ‘Justiciero’, tres rosas y un par de banderillas cortas a dos manos pisando terrenos comprometidos. Rejón caído fulminante. Dos orejas y rabo (la perfección en todos los tercios merece el rabo, una estocada caída debería haberlo invalidado), y vuelta al ruedo al toro.
Con los trofeos en la mano el rejoneador navarro invitó a los ganaderos a acompañarle (detalle de buen torero), recibiendo el aplauso del público. Con su segundo destacar los palos clavados con ‘Extraño’. Mete y saca y entero para acabar con el toro. Dos orejas y de nuevo pañuelo azul, que sobró. Acompañó a su padre, a hombros, por la Puerta Grande.