Entrada a Chañe desde la carretera SG-333 que une la localidad con Campo de Cuéllar. | Foto: Gabriel Gómez |

Entrada a Chañe desde la carretera SG-333 que une la localidad con Campo de Cuéllar. | Foto: Gabriel Gómez |

El pasado domingo por la noche los servicios sanitarios atendieron a una mujer en Chañe por intoxicación de monóxido de carbono.

Pasada la 1:30 de la noche, el centro de emergencias de Castilla y León 1-1-2 recibió una llamada informando de un incidente en la calle San Benito, en Chañe. La persona llamante avisó de que una mujer se encontraba indispuesta y que podría tratarse de una intoxicación por monóxido de carbono. Al parecer, producida por un brasero de cisco, un carbón muy menudo de origen vegetal.

El centro de emergencias del 1-1-2 avisó a la Guardia Civil de Segovia, a los Bomberos de Segovia y a Emergencias Sanitarias-Sacyl que envió una Unidad Enfermerizada de Emergencias y un equipo médico de la zona. Además, por protocolo, también avisó a las emergencias suministradoras de gas.

En el lugar del incidente el personal de Sacyl atendió a una mujer de 40 años. La propia unidad enfermerizada la trasladó posteriormente al Complejo Asistencial de Segovia.

 

Monóxido de carbono

Las intoxicaciones por monóxido de carbono se concentran entre los meses de octubre y marzo, según informa el propio 1-1-2, ya que está muy asociado a la calefacción. Se trata de un gas tóxico inodoro, incoloro e insípido, por lo que no se puede detectar con los sentidos. Cuando hay una combustión, se produce este gas que puede resultar peligroso en espacios cerrados donde hay déficit de oxígeno. La causa más frecuente de las intoxicaciones es la mala combustión en sistemas de calefacción que funcionan con combustibles vegetales como son el carbón, la leña, el cisco o pellets de madera en braseros, estufas u hornos de leña o glorias. También por el mal funcionamiento de las instalaciones domiciliarias de gas, como por ejemplo los calentadores.

 

Síntomas y actuación

Los síntomas más habituales por la inhalación de monóxido de carbono son mareos, dolor de cabeza, vómitos, calambres o desvanecimientos repentinos.

Ante el más mínimo indicio, el 1-1-2 recomienda abrir todas las puertas y ventanas que sea posible para que entre oxígeno y desaparezca el gas venenoso. Después, llamar al 1-1-2 y explicar la situación. Y alejar todo lo posible a la persona intoxicada del origen del monóxido de carbono. En el caso de estar originado por una calefacción por combustible vegetal, sacar al intoxicado al exterior de la vivienda. Además, en caso de que la víctima no respire, practicar la reanimación cardiorrespiratoria hasta la llegada de los servicios de emergencia.

 

Prevención

Sin embargo, lo más importante es prevenir este problema. Para ello el 1-1-2 considera fundamental mantener una ventilación adecuada en estancias con calefacciones alimentadas por combustibles vegetales. Aconseja además evitar colocar ese tipo de calefacciones en dormitorios.

También considera necesario revisar las chimeneas de aquellas instalaciones de calefacción que las empleen, como por ejemplo los hornos o las estufas de carbón o leña. En las de gas, un profesional cualificado debe hacer revisiones periódicas.

El color de la llama es un indicador de una buena o mala combustión. Por eso otro consejo es verificar que la llama es azul; cuanto más lo sea, más perfecta es la combustión y menos monóxido de carbono producirá.

Es importante que los aparatos se encuentren en lugares bien ventilados y nunca taponar las rejillas y respiraderos de las estancias de la casa. Esto es algo –advierte el centro de emergencias– que se hace con frecuencia, por ejemplo los días que hay mucho viento. Y hacerlo evita que haya suficiente oxígeno para una correcta combustión. Tampoco se debe cubrir la parte inferior de los hornos de gas pues esto bloquea la circulación de aire y provoca una combustión incompleta que deriva en cantidades excesivas de monóxido de carbono.

Recuerda además que es peligroso utilizar equipos portátiles como hornillos o barbacoas dentro de espacios cerrados. Se deben revisar las chimeneas y conductos de ventilación antes de comenzar la temporada de frío y después de los episodios de nevadas.

Y aunque la mayor parte de estas intoxicaciones están generadas por la calefacción, el coche también es una fuente de monóxido de carbono. Por ello no es conveniente dejarlo con el motor en marcha dentro de un garaje cerrado.

Por último, también recomienda instalar un detector de este gas en las viviendas.