| Fotos: Gabriel Gómez |

Los jueves es un día especial en el colegio San Gil de Cuéllar, es el día que reciben la visita de Abril. Pero Abril no es una alumna más sino una perra de raza labrador retriever que junto a su guía, Marta Sanz, participa en el programa de apoyo educativo asistido por perros. Alumnos y profesores están encantados de contar con Abril en los pasillos y aulas, pero de manera especial lo están Teresa y Dani, los niños con necesidades especiales que reciben ese apoyo educativo en el centro a lo largo de este curso.

Marta y Abril acuden también los miércoles al colegio Santa Clara de Cuéllar donde son cuatro los alumnos que participan en las clases de apoyo.

Durante dos horas Abril trabaja motivando a los niños en el desarrollo de distintas habilidades y destrezas y sus avances han sido evidentes desde la primera sesión.

El punto de encuentro entre Abril y los pequeños fue la sala de psicomotricidad, allí junto a Marta y el fisioterapeuta, Daniel de Frutos, trabajaron habilidades motoras. Pero De Frutos destaca que  habitualmente las sesiones de fisioterapia las realizan de manera individualizada, y la presencia de Abril les permite que los niños trabajen juntos, colaboren entre ellos, por ejemplo peinando a la perra. Además les permite “poner una intención a todo lo que hacemos”, así le dan de comer, se relajan con ella… tareas que junto a Abril “hacen encantados y con muchas más ganas de trabajar, se les pasa la hora mucho más rápido”. Los niños afrontan las tareas con mucho más ánimo. Además destaca que Abril trata por igual a cualquier persona, tenga o no dificultades por lo que a los niños les hace esforzarse más.

Para De Frutos ésta es también la primera vez que trabaja con un perro de apoyo. “Llevamos trabajando un mes y pico y la verdad es que funciona”, afirma.

Marta explica que “los procesos rehabilitadores de los niños con los fisioterapeutas a veces se vuelven más aburridos y los niños están más desmotivados, entonces utilizamos a Abril como un estímulo para que ellos tengan más ganas de participar”. “Es una profe de cuatro patas”, afirma Sanz.

 

Logros

El pequeño Dani nos contó como ese día realizaron un circuito de obstáculos y al final del recorrido les esperaba Abril para recibir una galletita. También explicó cómo se habían relajado junto a la perra, acariciándola “acariciamos a Abril y luego nos tumbamos, cuando estamos tranquilos ella también se tumba”, detalló. Todo esto mientras con letras magnéticas va componiendo el nombre de Abril sobre una pizarra. Ella descansa tumbada en el suelo. Afirma sentirse feliz cuando trabaja con la perra. El siguiente nombre sobre la pizarra fue el de Marta.

La caricia a un perro segrega hormonas, que son la dopamina y la serotonina, las hormonas de la felicidad, que son las que consiguen que estemos más tranquilos, a través de solamente acariciarla y su presencia, estamos todos, adultos y niños, más tranquilos y así se puede trabajar muchísimo mejor”, afirma Marta. La profesora de Educación Especial del centro, Daniela López, corrobora las palabras de Sanz señalando que el cambio desde que Abril acude es importante ya que los niños están más tranquilos y más centrados en la actividad. Además señala que la experiencia está siendo muy positiva y de cara al próximo curso le gustaría que sean más los alumnos que participen en estas clases de apoyo asistido con Abril. Asegura que a los niños “se les ilumina la cara” cuando llega Abril.

Abril responde al cariño que los niños le dan. | Foto: Gabriel Gómez |

Los alumnos que ahora participan en el programa disfrutan de una beca de reeducación pedagógica que otorga el Ministerio de Educación en la que los padres pueden elegir a qué tipo de profesionales quieren destinarla y en estos casos se inclinaron por  las intervenciones asistidas por perros.

Marta, Diplomada en Magisterio, es especialista en Educación Infantil, “me encanta mi trabajo y también soy una amante de los animales, especialmente de los perros”. Afirma que conoció que las intervenciones asistidas por perros eran muy comunes en el norte de España en residencias de mayores, en centros de daño cerebral, en colegios…, así se informó y acudió a formarse en un curso de intervenciones asistidas por perros.

Natural de Coca y residente en Nava de la Asunción, Sanz se ha esforzado por dar a conocer su trabajo “y poco a poco lo voy consiguiendo”, así señala que este es el tercer curso que acude al colegio Alvar Fáñez de Íscar, el segundo en el colegio Tomás Romojaro de Olmedo y el primero en los dos centros de Cuéllar.

Estas clases de apoyo consiguen que los niños acudan al cole más felices “es un motivador para que les apetezca venir al cole y estén más felices”, afirma Marta. López señala que en el tiempo que llevan trabajando con Abril, este mes de octubre, los niños trabajan habilidades sociales, emocionales, la motivación, autoregulación de conducta, expresión oral, ordenación temporal, motricidad fina, gruesa… Los resultados que se consiguen son inmediatos “es impresionante lo rápido que conseguimos objetivos cuando está ella”.

 

Abril

“Es mi compañera de vida, de trabajo, mi familia, mi amiga…”, así define Marta a Abril con quien asegura que pasa todo el día. Tiene 5 años de edad y lleva desde los 8 meses trabajando, aunque como Marta antes tuvo un periodo de formación “se forman en contextos reales, su formación y su entreno es en colegios y en residencias”. De ese modo señala, los animales aprenden a normalizar ruidos, olores… Ese proceso formativo está siguiendo ahora May la otra perra de Marta.

Su trabajo no se limita a los centros escolares sino que también acuden a domicilios y a la residencia La Alameda de Nava de la Asunción y a la de Sanitas en Mojados. “Cualquier persona que necesite apoyo puede trabajar con nosotras”, afirma Sanz, añadiendo que “todos en algún momento de nuestra vida necesitamos apoyo”.

El pasado curso Marta y Abril visitaron los dos colegios en los que ahora trabajan gracias al interés mostrado por la dirección y el profesorado. También acudió al IES Marqués de Lozoya.