| Roma, Carbonero el Mayor y La Bañeza es donde se dirigen desde hoy |
| La misa estuvo llena de momentos emotivos |
| Fotos: Gabriel Gómez |
Cuéllar despidió a su párroco y los sacerdotes que en los últimos años han atendido la Unidad Pastoral de Cuéllar: Fernando Mateo, Jaime Marulanda y Álvaro Marín. Lo hizo con una misa que estuvo llena de momentos emotivos desde su comienzo, cuando los feligreses recordaron la huella que dejan en la villa afirmando “nos dejáis huérfanos”.
El colombiano Jaime Marulanda llegó a la villa en 2016 y pronto se implicó en las actividades parroquiales. De igual modo actuó Álvaro Marín, que llegó a la villa como seminarista y ha permitido a los vecinos de la villa seguir su evolución y vocación. El último en llegar fue el párroco Fernando Mateo, quien en los cinco años que ha estado al frente de la parroquia se ha sabido ganar el cariño de los vecinos. Los feligreses lo calificaron como un “admirable ser humano, cercano y atento a todo y a todos”. Le dedicaron otros elogios como ordenado, paciente y trabajador “eres un buen pastor que regala paz, cariño y amistad allá por donde pasas”.
Durante la eucaristía se utilizaron un cáliz y una patena con los que el sacerdote cuellarano Luis Senovilla, fallecido recientemente, obsequió a la parroquia, algo que el aún párroco agradeció.
Al finalizar la misa, los sacerdotes se dirigieron a los vecinos que llenaban el templo. Marulanda recordó sus casi siete años en la parroquia, desde septiembre de 2016, y los gratos recuerdos que se lleva consigo. Afirmó que era un día triste porque se iban, pero también alegre porque tienen “una nueva misión”. Así, dijo que le hubiera gustado quedarse más tiempo o permanecer en la provincia, pero su nuevo destino está en la diócesis de Astorga, concretamente en La Bañeza.
Marín agradeció a Dios el tiempo que ha permanecido en Cuéllar “primero como seminarista y luego como sacerdote”. “Gracias por los maestros que he tenido”, dijo asegurando que Cuéllar es un sitio muy especial para él. “Os llevo en el corazón”, concluyó, recordando que su nuevo destino será en la cercana localidad de Carbonero el Mayor.
Mateo aseguró “cuando vine lo hice sin grandes pretensiones”, señalando que su recorrido pastoral había estado ligado a la ciudad de Segovia y los pueblos de su entorno. Pero pronto descubrió que Cuéllar es una ciudad pequeña donde ha aprendido mucho. Destacó como la villa, cabecera de la comarca, se ha ido transformando en los cinco años que ha permanecido como párroco. “Me gusta transmitir la palabra de Dios y es lo que he tratado de hacer en esta Unidad Pastoral”, aseguró. Mateo hizo memoria de cómo en marzo su salud le “dio un toque” y entonces pidió su traslado. “Os voy a llevar en el corazón”, dijo, añadiendo “cuánto sentiré no acercarme a la procesión del Niño de la Bola o a la subida de la virgen donde uno vibra y por dentro llora de emoción ante un pueblo que clama a la Virgen del Rosario”. El recorrido de esa procesión desde santo Tomé hasta San Miguel lo calificó de vibrante e intenso. Animó a los feligreses a seguir cuidando la Semana Santa para que continúe. Mateo viajará a Roma, donde dedicará un año a estudiar espiritualidad en un centro carmelita.
Desde la Unidad Pastoral se les agradeció el tiempo dedicado al municipio, “donde estéis siempre os recordaremos”, apuntaron. Como recuerdo se les entregaron unas placas con la imagen de la Virgen del Rosario, patrona de Cuéllar, y una aportación económica para ayudarles en las necesidades en sus nuevos destinos.
El jueves, 7 de septiembre, la iglesia de san Miguel acogerá la misa de bienvenida a los nuevos sacerdotes a las 8 de la tarde. Alberto Espinosa será el nuevo párroco y el encargado del Santuario de El Henar. Junto a él llegarán Lorenzo Antonio Sáez y Jean Damascene Ndayisenga. Todos ellos atenderán la villa y las localidades de Escarabajosa de Cuéllar, Fuentes de Cuéllar, Lovingos y Arroyo de Cuéllar.
