| La programación ha contado con gran participación |
| Fotos: Gabriel Gómez, Nuria Pascual, Carlos Montero y César Quintanilla |
Miles de personas han disfrutado en la última semana de las fiestas de Cuéllar, una cita que llega ligada a cada último domingo de agosto y se prolonga durante cinco días con sus tradicionales encierros. Pero la fiesta comienza el viernes previo y tiene su punto álgido el sábado con el pregón, al que precede la procesión en honor a la patrona de la villa, la Virgen del Rosario.
Las peñas oficiales son las organizadoras de muchas de esas actividades que se viven en la calle, desde musicales hasta gastronómicas con degustación de sopas de ajo o huevos fritos, e incluso Concurso de Bebedores en Bota. Piñatas, yincanas, disfraces, chateos, encierros infantiles, actividades acuáticas, fiesta de espuma, juegos populares, la tronadera y baile de rueda y el desfile final junto a las autoridades han sido otras de las citas que han podido disfrutarse en los días festivos.
La suelta de novillos urbana fue una de las actividades que más público ha congregado durante las fiestas; fue en la noche del miércoles, una jornada en la que el concierto de Esparadrapo y la sesión de dj contribuyeron a que hubiera mucho público en el municipio durante toda la jornada.
Pero la fiesta no son solo las actividades programadas. Los cuellaranos viven las fiestas en las calles y en los locales de sus peñas no oficiales, algunas de las cuales nombran sus propias corregidoras alternativas, como es el caso del Frente Mentrual y La Cochinera. Cualquier momento es bueno para saltar a la comba, beber de la bota o bailar cada uno con su propio estilo. Lo importante es divertirse en buena compañía y es el momento del año que muchos cuellaranos que residen fuera de la villa eligen para regresar y compartir estos días. También son días en los que numerosos visitantes acuden a Cuéllar, bien para disfrutar de actividades puntuales como el chateo del jamón –que cada año atrae a más participantes–, bien para vivir todas las fiestas de principio a fin.
Los siguientes días las calles de Cuéllar ofrecen una cara bien diferente a la que han mostrado durante las fiestas. Comercios y bares en su mayoría cerrados y poca gente en las calles que hasta hace poco se llenaban de música y bullicio. Unos días de descanso para muchos necesarios para digerir todo lo vivido y enfrentarse de nuevo a la rutina, que se verá de nuevo alterada por las fiestas de San Miguel.