reposteros del Castillo de Cuéllar

Un actor explica a los visitantes uno de los reposteros que cuelgan de las paredes del Castillo de Cuéllar. | Foto: Gabriel Gómez |

La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cuéllar ha mostrado su preocupación por el estado de siete reposteros antiguos que cuelgan de las paredes del castillo, cuya restauración considera urgente. Así lo hizo saber la edil titular en la última reunión de la Fundación Archivo Histórico de la Casa Ducal de Alburquerque, que presidió el actual duque y propietario de los mismos, Ioannes Osorio.

Maite Sánchez aprovechó la reunión para poner en conocimiento del patronato esta situación. Además informó de que su concejalía se ha puesto en contacto con instituciones tales como el Museo del Traje o el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Simancas, para analizar las posibilidades de su restauración.

Los reposteros son paños similares a los tapices, adornados con motivos heráldicos, que en los castillos cumplían una función decorativa y también para aislar del frío en las estancias más nobles. En el Castillo de Cuéllar se muestran, en distintas dependencias que forman parte del recorrido turístico, originales confeccionados hace varios siglos.

Son propiedad del duque de Alburquerque, y se encuentran en la fortaleza cedidos mediante un comodato o préstamo de uso que finaliza en 2024. Por ello la concejalía plantea la posibilidad de que el duque amplíe esa cesión por otros 50 años. En la reunión, Ioannes Osorio no se comprometió a ampliar el comodato, pero sí a analizar las posibilidades. Desde el Ayuntamiento se confía en que acceda para poder afrontar la restauración de los reposteros de manera urgente.

 

Fundación

El patronato también analizó otros temas, como la propiedad de la casa del conserje y la reciente instalación de detectores antiincendios. Y también las cuentas, y las pérdidas que arrastra la Fundación desde hace dos años.

En este sentido, la concejalía propuso retomar la campaña de captación de «amigos del archivo» que se inició a principios de 2014 y que consiguió más de un centenar de suscripciones particulares anuales, según figura en el listado que publica la fundación en su sitio web. Por una aportación mínima de 10 euros por año, obtienen entre otros beneficios, preferencia para participar en proyectos, eventos, exposiciones, presentaciones y en la inscripción de actividades. Además pueden acudir al archivo cuantas veces quieran, sin coste; tienen un precio especial en publicaciones, actividades o cursos, y reciben información actualizada sobre el archivo.

El objetivo es paliar el déficit de la fundación. El Ayuntamiento es la entidad que más dinero aporta a su funcionamiento, y pretende que sea más rentable. Para ello propone «que haya más socios, más gente interesada y, por tanto, que se dé más y mejor a conocer», dijó Sánchez.

La concejala explicó que el déficit «no es por una cuestión de que no sea interesante el archivo, sino que los investigadores cada vez salen menos y, si salen, también se fijan en museos digitalizados”. En el caso del de la Casa Ducal de Alburquerque, su archivera, Julia Montalvillo, lleva varios años trabajando en la digitalización de los fondos.