| Se encontraba en un estado de conservación “lamentable” |

| Se estrenó en 1862 y dejó de utilizarse en 1972 |

Coincidiendo con la celebración del Año Jubilar Henarense, El Santuario de El Henar ha recuperado la carroza que durante más de 100 años portó a la virgen en sus romerías. Esto ha sido gracias a la restauración llevada a cabo por la Junta de Castilla y León cofinanciada con Fondos FEDER y llevada a cabo por las restauradoras Mariví Postigo y Diana Martínez.

La carroza se exhibe junto al retablo de San Antonio en el templo del Santuario y las propias restauradoras fueron las encargadas de detallar en qué han consistido los trabajos en una conferencia. Así apuntaron que se ha tratado de una restauración que no ha sido grande en cuanto a presupuesto, ha ascendido a 16.177 euros, pero que permiten recuperar elementos de valor sentimental como esta pieza.

 

Restauración

La carroza antes de su restauración se encontraba en un estado de conservación “lamentable”, según las restauradoras. Antes de trasladarse a las estancias de El Henar, la carroza se almacenó durante años en una casa antigua, sobre un suelo de tierra rodeada de vegetación y expuesta a las inclemencias meteorológicas. La humedad extrema y los fuertes cambios de temperatura, causaron importantes daños en ella. A ello se les suma su uso procesional que también causó daños debidos al movimiento continuo, los golpes que provocaba la multitud de devotos, los niños que se subían a la carroza…

Por todo ello la madera presentaba un fuerte ataque de xilófagos que ha provocado el debilitamiento y la pérdida del soporte de algunas zonas. Los golpes e impactos también produjeron roturas de piezas, aberturas y desajustes estructurales. Esos deterioros se reflejan también en la policromía que presentaba un repinte generalizado de los fondos y de las carnaciones de todas las figuras. El oro presentaba desgastes, levantamientos e incluso la pérdida total e incluso en algunas zonas capas de purpurina que se habían oxidado.

En la intervención se realizó primero un tratamiento preventivo antixilófago y se consolidó la madera con inyecciones de resina. Se afianzó la estructura con la sustitución de elementos carcomidos por otros nuevos, con refuerzos internos, ajuste de piezas… También se revisó el sistema de desplazamiento de la carroza, tratando todos los hierros que forman parte de él.

Las pérdidas de talla y volumen que interferían en la visión global de la pieza se reintegraron con madera y resina. En cuanto a la policromía, se han fijado y asentado las zonas levantadas. Posteriormente se eliminaron los repintes y purpurinas que recubrían la policromía original. Finalmente se aplicó una capa de barniz para proteger la pieza y dotarla de brillo.

 

Historia

La virgen se apareció al pastorcillo de Viloria en 1580, y siempre se le ha profesado gran devoción. En el siglo XVIII la virgen recibía muchas donaciones y regalos de los devotos, entre ellos mantos y joyas como coronas de plata y sortijas de plata y oro. La primera carroza con que contó la imagen fue encargada por la donación de un devoto de Medina del Campo para ese fin. Fue realizada por Jorge Somoza en 1848 y no se sabe qué sucedió con ella. Esta que se ha restaurado es la segunda que se realizó 15 años después cuando el administrador del Santuario decidió hacer una nueva que encargó a Antonio de Padilla de Sepúlveda y tuvo un coste de 25.000 reales. Las partes doradas fueron realizadas por un artesano de Valladolid.

La carroza fue encargada en mayo de 1862 y en septiembre ya se estrenó en la romería. Se tiene constancia de que la carroza se utilizó hasta 1972, durante más de 100 años, y fue entonces cuando se guardó. De estilo rococó con retoques neoclásicos su parte delantera simula la proa de un barco. En uno de sus laterales aparece el milagro de la virgen al pastorcillo  y en el otro una palmera, un ciprés, el sol y una estrella, que son símbolos que reflejan las virtudes de la virgen. En la parte delantera lleva el tetramorfo que representa a los cuatro evangelistas: el león a san Marcos, el toro a san Lucas, el águila a san Juan y el ángel a san Mateo.

Las restauradoras destacaron que la carroza presenta singularidades y existen muy pocas como esta, ya que las que había  al utilizarse en romerías con el paso de los años y al desplazarse por aminos perdieron la estabilidad y se dejaron de usar.