| Por Francisco Salamanca|

Con algo más de media entrada se lidiaron reses del hierro de Alcurrucén, corridas en el encierro, desiguales de tamaño, de presentación apurada, encastadas, con nobleza y fijeza, excelentes en la muleta, 1º, 2º, 3º y 4º. Manseó el 6º. Algunas sospechosas de manipulación fraudulenta de sus astas. Los tres matadores abandonando, a hombros, el coso cuellarano. El toro Canastero, herrado con el número 26, recibió la vuelta al ruedo.

El parón del día anterior, sin festejo vespertino, rompió el ritmo diario de la feria y se hacía raro volver a la plaza. Esta circunstancia no desanimó a los aficionados, que cubrieron la mitad del aforo. Tarde de toros con buen tiempo, buen encierro previo, ganado de garantía, y tres diestros experimentados. El respetable, en el que me incluyo, salió encantado. La materia prima (toro) superó las expectativas, me atrevería a afirmar que, incluso, también las de los toreros.

Antonio Ferrera midió el castigo de su primero con una vara excesiva, por aquello del por si acaso. El toro metía la cara con calidad y fuerza y el extremeño basó su faena en el pitón izquierdo, logrando muletazos de calidad. Mató de estocada caída y obtuvo un trofeo de su rival. Con el cuarto, el toro de embestida más larga, la gozó.  Hasta nueve series de naturales con el toro galopando, incansable, al más leve toque de muleta. Algunos naturales fueron extraordinarios. Luego vino el sainete, por el empeño de Ferrera de indultar el toro: muleta al hombro, baile goyesco, amonestaciones a la banda de música para que retomara el pasodoble, ceguera a las indicaciones del palco para que matara al toro… Aviso, estocada caída, dos orejas tras fuerte petición y vuelta al ruedo del toro. Viene resultando vergonzosa la actitud de algunos toreros, en las plazas de los pueblos, intentando mediatizar al público e imponer su ley contra el criterio del palco, menospreciando el reglamento taurino, el sentido común y la decencia. Ayer, Ferrera, demandando el indulto, y su cuadrilla, exigiendo el rabo, dieron la nota. El presidente aguantó el envite, con juicio y profesionalidad.

Miguel Ángel Perera se lució con el capote en su primero, que recibió una vara cumplidora. En el segundo tercio, buen par de Curro Javier. Con la franela el toro se estira, tiene fondo y embiste con nobleza, sobre todo por el pitón izquierdo. Antes de cuadrar al toro, dos redondos avasalladores. El acero quedó caído y el público le concedió una oreja. Con el quinto, de recorrido más corto, anduvo más de perfil y tras una faena larga, le instrumentó una buena estocada arriba, casi entera, que le hizo rodar. Oreja. Javier Ambel se lució en banderillas.

Javier Herrero está en lo más dulce de su carrera. Ayer le vimos poderoso, con credibilidad y desahogo, seguro y torero. Estuvo a la altura de sus compañeros de terna. Con el tercero, el que ofreció mejor pelea en el caballo, buenos lances de recibo sacándolo al tercio. Brindis a Cristina Sánchez y faena con altibajos por la sosería del astado, Estocada arriba atravesada y oreja con fuerza. Con el segundo, excelente la media en el remate con el percal, el toro mansea en el caballo y el cuellarano lo lleva a los medios, buenos redondos y faena compacta de mérito, ganando la partida al de Alcurrucén. Estocada arriba que le valió dos orejas.

Final de feria con sabor agridulce por los toros de Partido de Resina, de los que se esperaba algo más, y la mansedumbre de los de Hnos. Sánchez Herrero. En el otro lado de la balanza, la excelente corrida de Cebada Gago y la nobleza de los de Alcurrucén.