Visitantes y homenajeado posan en su visita a Candás.

Visitantes y homenajeado posan en su visita a Candás.

Es conocido el orgullo y el sentimiento que unen a los cuellaranos con su tierra estén donde estén, y esta historia nos lo muestra una vez más. César Quintanilla, cuellarano como el que más, reside desde hace varias décadas en el municipio asturiano de Candás. Seguidor, moderador y colaborador activo del grupo de Facebook “Si has crecido en Cuéllar seguro que…”, que cuenta con más de 1.300 seguidores, se ha ganado en los más de seis meses de funcionamiento del grupo el cariño de los vecinos de la villa que lo conocen como “el chico del Churrero”. Y ese cariño quisieron demostárselo el sábado en persona, desplazándose hasta Candás para compartir una jornada con él y su familia.

No faltaron las lágrimas, la emoción, los besos, los abrazos… entre los paisanos que allí coincidieron.

Rosa González, sobrina de Quintanilla, recuerda que la idea de este viaje se forjó en octubre en una excursión del grupo a La Charca, la casa de la poetisa Alfonsa de la Torre. “Todo el mundo comentaba que gustaban mucho sus relatos, que era un poco el alma del grupo y que nos había robado a todos un poquito el corazoncito”, afirma. Ya en aquel momento marcaron la fecha, el 24 de enero de 2015.

Llegado el día a las 6 de la mañana partía de Cuéllar un autobús con 25 personas dirección Candás, Asturias, donde llegaron a las 11 de la mañana. Engañado Quintanilla acudió a un bar donde le esperaban, y donde al llegar escuchó el ritmo del “A por ellos” . La sorpresa fue enorme y el homenajeado se quedó sin palabras.

“Fue un día muy emotivo, alegre y feliz”, afirma González.

La Oficina de Turismo de Candás les organizó una visita guiada por el puerto, la fachada del Ayuntamiento y la iglesia que acoge al Cristo de Candás, y luego compartieron mesa y mantel en un restaurante donde unos gaiteros tocaron el “A por ellos” y el “Asturias patria querida”, como muestra de la curiosa mezcla de culturas que allí se daba.

En la comida obsequiaron al “Churrero” con una fofucha que hace honor a ese apodo, un mandíl, y algún otro detalle. También tres miembros del grupo cuellarano hicieron un teatrillo representando algunos de los relatos que Quintanilla narra en el grupo. Así representaron cuando él se fué a Asturias hace 41 años “a hacerse una hombre de provecho”. Hubo también una presentación con fotos y música.

Llegadas las 8 de la tarde llegó el momento de regresar a Cuéllar “y le dejamos despidiendonos bañado con un mar de lagrimas pero con una cara de felicidad que con palabras es imposible describir”, apunta González.

Un largo viaje, con cinco horas de ida y cinco de vuelta que a todos les mereció la pena y que a buen seguro ninguno olvidará y menos aún César Quintanilla.