| Por Francisco Salamanca |  | Fotos: Gabriel Gómez |

Plaza de Toros de Cantalejo. Segunda de abono.

Despeje de plaza, acompañando el alguacilillo, de corto, César y Mario, amigos inseparables de Víctor Barrio, triste protagonista del festejo, homenaje cariñoso al torero segoviano lleno de ternura y de verdad.

Paseíllo compungido, minuto escalofriante de silencio y en el centro del albero concurren miembros de las asociaciones taurinas de Cantalejo, El Vilorio, La Garrocha y la sepúlvedana de Victoriano de la Serna, que se solidarizan a través de las palabras de su alcalde, Máximo Sanz Macario, con Sepúlveda y Grajera, entregan sendos recuerdos a la terna de la tarde y agradecen la inestimable solidaridad de Enrique Ponce y David Mora al donar sus honorarios del festejo para realizar un monumento en memoria del torero segoviano. La emoción crece cuando su familia recibe el homenaje, el recuerdo y el inmenso aplauso del público, finalizando el acto con una petición de respeto y la suelta de palomas por dos niños que entrenaban con Víctor su afición. Y empezó el festejo.

Tarde calurosa con casi tres cuartos de entrada. Toros de José Cruz, procedencia Daniel Ruiz, desiguales de presentación, con trapío suficiente para esta plaza, excelente en la muleta el 3º, al que se le concedió la vuelta al ruedo. Los tres diestros brindaron a la familia de Víctor Barrio, y también al cielo en sus segundos.

Enrique Ponce, de grana y oro con cabos blancos instrumentó dos lecciones de maestría torera. El primero, que recibió un puyazo trasero, y en el que destacó Mariano de la Viña con los palos, mostró en los primeros muletazos una embestida corta y desagradable que no aventuraba nada bueno, le toca, manosea por bajo, le atusa aquí en el tercio, allá en los medios, le da tiempo y distancia, se pone y le pega dos series sin enmendarse, un molinete, pinchazo y estocada, una oreja (lo de menos). Al cuarto, descarado, el más pequeño del encierro recibió un acertado puyazo delantero del que salió perdiendo las manos, de nuevo el de Chiva le mima, muletazos templados a media altura, el toro tiene clase en la embestida, sin quebrantarle le permite alguna licencia, y vuelve a sacar petróleo, luciéndose por el pitón derecho, tres series por bajo de mucha calidad, le cuadra en la suerte natural y tras un pinchazo sin soltar y estocada caída, logra una oreja. El brindis fue emotivo y de una delicadeza exquisita.

David Mora, de verde manzana y oro con cabos blancos destacó en las verónicas de recibo a su primero, un colorao anteado que cumplió en el caballo. Quite por chicuelinas, tierno y agradecido brindis a la familia desde la profesión de torero. Cita desde las tablas y con muletazos dibujados por bajo saca al burel al tercio, que galopa en la embestida y se viene arriba, dos series por ambos pitones con algunos muletazos hondos, cuadra y se precipita al aprovechar la embestida del toro, con una estocada muy baja, trasera y atravesada. Aplausos y oreja. Con el quinto, un toro cinqueño, que fue el más desaborío de la tarde estuvo pinturero y logro dos series de mérito por el pitón izquierdo. El público le concedió una oreja.

Daniel Luque, de blanco y oro fue el triunfador de la tarde, sólo en lo taurino. Verónicas ceñidas, muy aplaudidas, por ambos pitones a su primero, un castaño que galopó en todos los tercios, con fijeza, raza, clase en la embestida e interminable, vamos, el sueño de cualquier torero con oficio. Recibió una vara en la que cumplió sin más, destacando en banderillas El Algabeño. Inició la faena de muleta a pies juntos y después toreo del bueno, citar, mandar, templar, cargar la suerte, adornos, toreando con la cintura, el toro incansable, galopando y con el punto de emoción que esta fiesta necesita. Estocada trasera y descabello, dos orejas y vuelta al ruedo al castaño. El sexto no fue el tercero, aunque disfrutaba de la misma capa castaña, derribó al caballo en el encuentro y galopó en banderillas. De hinojos inicio la faena de muleta, el toro con la boca cerrada se vino arriba y ganó la partida al diestro, que no obstante, le sacó algún natural desligado. Pinchazo y estocada caída. Otra oreja.

Los tres matadores salieron por la Puerta Grande.

Enrique Ponce puso la primera piedra, el Ayuntamiento de Cantalejo diseñó esta bonita y torera tarde y, la fiesta de los toros la llenó de sentido, emoción y verdad.