Parcela, ya vallada, donde se ubicará la planta de tratamiento de resíduos en la SG-V-2231. | Foto: Nuria Pascual |

La empresa cuellarana Mariano Rico S. L. prevé que la planta de tratamiento de residuos que promueve en la SG-V-2231, junto a Escarabajosa de Cuéllar, entre en funcionamiento a finales del verano de 2021. Una planta cuya ubicación está siendo objeto de las quejas de un movimiento vecinal que ha recogido firmas y realizado movilizaciones contra esta instalación y más en concreto contra la contaminación y los ruidos que a su juicio generará. Vecinos con los que el promotor ha mantenido un encuentro esta semana, promovido por el grupo municipal del PP, en el que les ha expuesto cómo será ese funcionamiento de la planta.

Se trata de una planta de tratamiento y valorización de residuos no peligrosos procedentes de construcción y demolición (RDC) que, según la empresa promotora, prestará servicios a los profesionales de la construcción. Así recibirá los restos de derribos de viviendas y los procedentes de obras nuevas. Todos esos residuos en la planta se clasificarán, separando por un lado los plásticos, hierros y maderas, y las piedras y la tierra por otro, al mismo tiempo se almacenarán por separado los que requieren un tratamiento especial por ser considerados como peligrosos como los yesos, aislantes y aerosoles, que serán retirados por una empresa gestora, según señalan.

El proyecto refleja que la capacidad máxima de tratamiento de residuos permitida para la planta será de 60.000 toneladas, una cifra que los promotores señalan que no alcanzarán, y apuntan que la Junta estima que para su zona de influencia la cantidad de toneladas por habitante que recibirá serán unas 15.000 o 20.000 al año, procedentes de unos 35 kilómetros a la redonda, si bien la empresa considera que se quedará en unas 10.000 o 12.000 toneladas.

Una vez realizada la clasificación de los materiales que se reciban durante un periodo de tiempo, se procederá a la clasificación para separar el ladrillo, la piedra y la tierra por medio de una criba.

Las piedras de mayor tamaño se irán acopiando y una o dos veces al año durante 15 o 20 días, preferiblemente en invierno, se contratará el servicio de un molino que las machacará previamente humedecidas para producir el menor polvo posible.

En cuanto al ruido que generará la instalación, desde la empresa apuntan que el proyecto ya marca el nivel máximo de ruido que podrá producir la planta, y en ningún caso la criba funcionará diariamente.

Las parcelas que acogerán la planta ya están valladas, pero su puesta en marcha se producirá a finales el verano de 2021. Antes tendrán que construir una nave para recibir el material, instalar la maquinaria de selección y la báscula. La empresa estima que la instalación conllevará la creación de cuatro puestos de trabajo directos y entre 6 y 8 indirectos.