| Tras dos años sin celebrarse contó con mucha participación de público |

| La Cofradía aprobó designar cinco mayordomos perpetuos |

| Fotos: Gabriel Gómez |

El Niño de la Bola volvió a recorrer las calles del conjunto histórico de la villa el día de Año Nuevo, como marca la tradición. Una tradición que no pudo cumplirse en 2021 y 2022 a causa de la pandemia de Covid, lo que contribuyó a que fueran mucho los vecinos de la villa y visitantes que se acercaron a disfrutar de este evento.

Los actos comenzaron por la mañana con la misa en honor a la imagen en la iglesia de san Miguel, en cuyo desarrollo la Cofradía tuvo un reconocimiento a uno de sus cofrades, Pipe Gómez Muñoz, quien recibió un cuadro con la imagen del niño en reconocimiento “por su devoción y sus danzas procesionales”. Previamente, tuvo lugar el cambio de varas entre el mayordomo saliente, Juan Pablo de Benito y el entrante, Fernando Arranz. También se bendijo el calendario que, con la imagen del Niño, vende cada año la cofradía.

Pasadas las 5 de la tarde la imagen del Niño de la Bola abandonaba la iglesia portada en andas por sus cofrades. El recorrido, al son de la dulzaina y el tamboril de los Hermanos Ramos, continuó por la calle Colegio, Mercado del Pan y calle Palacio hasta la iglesia de San Esteban, su sede original, en cuyo interior se realizó una parada en la que se entonó el villancico Dime Niño acompañado por el sonido de las tejoletas, que también resonaron acompañando a la procesión. Desde allí la procesión inició el camino de regreso a la iglesia de San Miguel por las calles Palacio y Duque de Alburquerque hasta la Plaza Mayor para concluir en el templo.

Como ya había sido anunciado, el Niño estrenó su nuevo traje, realizado por Azucena Fraile y Maribel Saz emulando el que viste en su estandarte. Un traje rojo con lazo verde y puntilla en cuello y mangas.

 

Varas Perpetuas

El Hermano Mayor de la Cofradía, Juan Carlos Llorente había anunciado también que tras la procesión los cofrades estudiarían el proyecto para la designación de cinco mayordomos perpetuos de la Cofradía del Niño de la Bola. De este modo, se quería recordar lo que  eran las antiguas “varas perpetuas” de la cofradía, que según Llorente funcionaban desde 1912 aproximadamente. Así, aprobaron la propuesta, y será el viernes 6 de enero, Día de Reyes, tras la procesión cuando se fijen las personas que portarán esas varas. Éstas deberán cumplir una serie de condiciones: haber sido ya mayordomo, ser propuesto por varios cofrades o por iniciativa del interesado con el aval de algunos cofrades.

La vara perpetua se ostentará “de por vida”, causando baja por enfermedad, defunción u otros motivos.

El mayordomo honorario podrá ceder su cargo a otro hermano cofrade que reúna las misas características que tuvo él al acceder al cargo, o podrá también ceder su servicio en otra persona por un periodo de un año.

Entre sus cometidos estará velar por el mantenimiento de la Cofradía y sus tradicionales fiestas en honor al Niño de la Bola,  suplir la carencia de mayordomo si algún año no hubiera interesados en el cargo y representar los intereses de la cofradía ante las instituciones.