Mónica de Cristóbal (drcha.) e Isabel Vicente durante su exposición en la biblioteca de San Gil. | Foto: Nuria Pascual |

Los alumnos de quinto curso del colegio San Gil de Cuéllar aprendieron ayer el proceso que sigue un libro desde que su autor lo escribe hasta que se distribuye en las librerías. Lo hicieron de la mano de la escritora Mónica de Cristóbal y su editora Isabel Vicente, de Istarduck Ediciones. El centro quiso homenajear así a las mujeres de letras en el mes en que se celebra el Día de la Mujer en la Ciencia.

De Cristóbal narró a los escolares su historia señalando que a ella de pequeña leía mucho pero tenía un problema y es que al escribir cambiaba palabras y letras. Así al acabar quinto curso su profesora de lengua le indicó que para escribir bien debía realizar una redacción diaria durante el verano. La idea no le gustó mucho, pero al tercer día salió con su familia de excursión a coger arándanos y decidió escribir sobre eso y acabó creando una historia, “ese día empecé a disfrutar y a escribir”, afirmó.

Animó a los niños a hacer aquellas cosas que les gustan como actividades extraescolares, recordando que a ella le hacían tocar el piano cuando en verdad lo que quería era escribir.

Pero hizo hincapié en que escribir no es algo sencillo, ya que requiere de esfuerzo y trabajo. Aseguró que hay que arriesgarse y ser valiente, y ella lo hizo presentando sus trabajos  a concursos y editoriales. No ganar premios o que los editores no decidieran publicar sus libros no la desalentó. Así un día Isabel Vicente le llamó mostrando su interés por su libro y ese fue el principio y ya cuenta con dos libros publicados. Dio un paso más y escribió teatro, convirtiéndose en dramaturga escribiendo una historia “como quieres que la vean los demás”.

“La nube blanca” es su obra de teatro en la que cuando la abuela se da cuenta de que padece una enfermedad, propia de la vejez, le propone a su nieto hacer planes para “atacar” a esa Nube Blanca que amenaza con llevarse su memoria. Puede verse en marzo en el Teatro Infanta Isabel de Madrid.

Como consecuencia de esa obra la madre de un niño con acondroplasia (enanismo) le pidió que escribiera un libro contando qué es esa enfermedad y escribió “El escalón de hojalata”. Una historia en la que César, un niño de 12 años que padece la enfermedad lejos de achantarse y rendirse por las burlas del resto, se pone a pensar y en su afán creativo diseña con sus amigos un invento para llegar a los sitios a los que, por su estatura, no llega. Habla sobre el trabajo en equipo, la amistad, la creatividad, y sobre el esfuerzo para lograr los objetivos y los sueños que nos proponemos a lo largo de nuestra vida. Así la autora animó a los niños a “nunca perder la imaginación y la creatividad”.

Vicente instó también a los niños a perseguir lo que quieren, “siempre con esfuerzo y trabajo”. Les explicó que lo importante en un libro es tener las ideas “y los editores cogen esas ideas y las convierten en libros para que los demás las disfruten”. Afirmó que escribiendo las personas se sienten satisfechas al tiempo que hacen a los demás partícipes de sentimientos, emociones…

Habló sobre los procesos que conlleva la publicación de un libro como la corrección de los textos, la maquetación, la distribución…

Concluyeron leyendo algunos fragmentos del libro y la autora dedicó ejemplares.