Uno de los dibujos de Alfonso y Carmen Rey. 
| Por Pablo Quevedo Senovilla |

Con estas palabras por WhatsApp: “Buenos días. En breve acabará el  “estado de alarma”, y con ello finalizará también esta colección de #Coronadibus y #Covidbujos, que arrancó, espontáneamente, el pasado 14 de marzo, y de la que recibiréis la última entrega el domingo 21 de junio. “Monarca y Filha” os agradecemos un montón tanto la acogida como el seguimiento que habéis tenido con nuestra serie. ¡ Que la voltereta haya sido leve….!. ¡ Que el horizonte nos sople a favor…! ¡ SALUD ¡” anunciaban Alfonso y Carmen Rey el final del envío y publicación de sus dibujos sobre la COVID-19 que coincidía con el fin del estado de alarma decretado por la pandemia.

Para mí es un privilegio ser el autor de estas palabras que mancharán dos folios en blanco, y sembrar más cultura, juntos a una mirada original, diferente, critica y estética, de lo que ha supuesto esta crisis del  Covid-19 (Coronavirus), todo ello desde una óptica a la que nadie se ha atrevido. Hemos visto análisis de todo tipo de fotografías pero sobre todo mucho ruido en los medios de comunicación.

Muy pocos como Alfonso y Carmen han hecho de la necesidad virtud en su fragua candescente, han forjado cerca de 100 piezas de ingeniería con una imagen representativa del daño que día a día está causando este virus, enviado a escondidas de donde venga, en silencio, ¿quién te manda COVID-19?.

En apenas cuatro trazos de imaginación nos hace un: Gandhi, Madre Teresa de Calcuta, Martin Luther King, un Martín Pescador sobre un guante de boxeo haciendo frente a un tiburón, un jilguero con una cigarra o saltamontes, un zorro intentando entrar a darse un festín con un erizo, caballos chinos, luchadores, deportistas, leones, hormigoneras, maquinaria de construcción, toros,  fiestas, apisonadoras… Una gran cosecha de semillas sembradas para el recuerdo.

Alfonso y Carmen han ofrecido una verdad desgarradora insolente a veces nada fácil de aceptar y de digerir.

Sus líneas están ocupadas por una granada explosiva que cada dos días el fuego de su fragua tenía que forjar y colgar y enviar de una forma altruista. Narrando con dibujos en silencio una mala pasada que no ofrendaremos en esta naranja mecánica llena de injusticias y agonizante.

Amigos Alfonso y Carmen, esta familia de las Maravillas os dan una recompensa de gratitud por habernos enseñado tanto en tan poco. Solo el miedo de los cuerpos que tiene inevitablemente distanciarse.

¿Cuándo podremos respirar como más nos gusta?.