|Por Francisco Salamanca|  | Fotos: Gabriel Gómez |

Con algo más de media entrada corrida de Castilblanco de desigual presentación, en general mansos y con poca fuerza.

Andy Cartagena recibió a su primer, un toro pequeño, de escasa fuerza, con un rejón de castigo banderilleó a la grupa en pases despegados rematando con un par a dos manos de ejecución correcta y tres banderillas cortas que fueron lo mejor de la lidia. Rejón trasero y atravesado y rueda de peones que acaban con su oponente, obteniendo una oreja. Su segundo que fue el famoso toro número 6 conocido por todos por haber recibido una cornada en los corrales y estar cojo, tuvo que ser apuntillado en el ruedo sin haber recibido un solo rejón. Con el sobrero, posiblemente de la ganadería El Canario, un toro terciado que manseó desde el primer tercio le puso tres banderillas en tablas de mucho mérito y después vino el espectáculo del baile de los caballos que consiguió tras un mete y saca otra oreja del respetable, saliendo por la puerta grande.

Leonardo Hernández con el segundo de la tarde un toro delgado que tuvo un comportamiento anormal lo recibió con dos rejones de castigo, excesivos para lo que era el toro. El toro estuvo muy distraído toda la lidia resultando casi imposible el lucimiento del pacense. El toro se dolió en banderillas y todo tuvo que hacerlo el rejoneador que tras un rejón delantero obtuvo el silencio del público. Con el quinto de la tarde vimos rejoneo del bueno. Le toreó y clavó al quiebro un buen par y otro al estribo, sin embargo tras un pinchazo, mete y saca, nuevo pinchazo, mete y saca trasero, pinchazo y rejón caído perdió los aplausos.

Paulo Jorge Santos con el tercero, el toro mejor presentado de la tarde y que se rajó en el segundo tercio estuvo temerario con los caballos recibiendo varios impactos del toro en algunos de los encuentros en banderillas. Un rejón bajo y doce descabellos condujeron al astado al desolladero. Con el sexto de la tarde volvió a demostrar que todavía le falta oficio para estar a la altura de este tipo de festejos. Clavó a la grupa y siempre en terrenos alejados del toro. Tras un rejón que fue empujado por uno de los peones (inaudito en esta plaza) cayó un toro y recibió el silencio del público.

La banda estuvo magnífica en todos los tercios.