Primera de la feria de Cuéllar 2024
Con un cuarto de entrada de lidiaron toros de la ganadería Araúz de Robles, encerrados y corridos por la mañana en el encierro tradicional. Todos de buena presentación, excepto el quinto, de menor trapío que sus hermanos. Encastados 1º, 2º (que además fue bravo), 4ª y 5º. Buscaron las tablas 3º, 5º y 6º. Cumplieron con el del castoreño 1º, 2º y 5º.
Juan Leal, de grana y oro con cabos blancos, aviso y división de opiniones en el 1º y aviso y silencio en el 4º.
Manuel Diosleguarde, de grana y oro, aviso con algunos aplausos en el 2º y dos orejas en el 5º, saliendo a hombros por la puerta grande.
Víctor Hernández, de azul pavo y oro con cabos blancos, aplausos con petición mayoritaria en el 3º, no atendida por la presidencia, y oreja inesperada en el 6º. Manuel Diosleguarde fue ovacionado tras el paseíllo, saludando desde el tercio.
Sobresalió la banda municipal.
El francés Juan Leal, voluntarioso, no estuvo a la altura de su lote. Decidió aliviarse y sus faenas alejadas de los terrenos del toro no tuvieron fuelle en los tendidos.
Víctor Hernández, con el peor lote, pisó terrenos comprometidos con su primero, que se lo brindó a Manuel Diosleguarde, del que obtuvo dos buenas series por el pitón derecho, la faena fue a menos y tras manoletinas ajustadas, estocada contraria y otra baja, en la que fue prendido sin consecuencias, rueda el morlaco. A su segundo, un hueso con la cara arriba, que se defendía en los encuentros le pasaportó con una estocada tendida, concediéndole la presidencia una oreja por su cuenta.
Se esperaba el regreso de Manuel Diosleguarde al coso cuellarano, tras el infortunio sufrido en 2022.
El cemento del tendido no fue obstáculo para que el millar y medio de aficionados allí congregados se volcaran con enormes muestras de cariño hacia el torero salmantino, que disfrutó del lote de mayor rendimiento de la tarde. Brindó su primero, el mejor del encierro, a Marta López, cirujana y ángel de la guarda de aquella malograda tarde. El toro embestía por bajo, largo, con codicia y galopando, sobre todo por el pitón izquierdo. Manuel estuvo digno perdiendo los trofeos con el estoque. Muchos tuvimos la sensación de que el toro se arrastró con cosas por torear.
El quinto, un toro feo, cuesta arriba lo brindó al público y estuvo a la altura, sobre todo al natural con pases de buena factura, algunos con hondura, rematados con el de pecho. El toro se quería ir de la suerte pero el torero impuso su ley. Pinchazo arriba y estocada trasera y desprendida. Vuelan los pañuelos y recibe las dos orejas de su oponente, abandonando la plaza a hombros por la Puerta Grande.