| Por Francisco Salamanca ||  Fotos: Gabriel Gómez |

Con casi media entrada se lidiaron novillos de la ganadería de Simón Caminero, con trapío excepto el segundo, que sustituyó al malogrado número 10 en el encierro, encastados, sin clase y mansos. El sobrero, de Hermanos Martín Alonso, impresentable para esta plaza, desencastado y manso.

Paulo Jorge Santos, silencio y algunos pitos, José Cabrera, silencio y pitos, Héctor Gutiérrez, silencio y bronca por su oponente. Actuaron los Forcados Amadores de Alenquer que fueron los únicos ovacionados en el festejo. Se guardó un minuto de silencio.

Paulo Jorge Santos, vestido a la portuguesa con casaca roja y trece años de alternativa a sus espaldas, realizó a su primero una suerte que nunca antes vimos en esta plaza, rejón de castigo desde el rabo, que consiste en marear al toro y cuando está descuidado, se galopa desde el rabo hacia los cabeza y, ¡¡rejonazo!! Afortunadamente el despunte de sus novillos le salvó de percances más graves, ya que todos y cada uno de los caballos que empleó sufrieron derrotes de los de Caminero. La cuadrilla se ganó el sueldo por la mansedumbre de sus oponentes, pero con el novillo colocado en el tercio, banderillas a toro pasado, caballos que rehuían los terrenos del toro y mucha velocidad y lejanía en los encuentros. Un desastre. Dos banderillas cortas y un palo al estribo en su segundo fue lo mejor de su actuación.

José Cabrera, de azul y oro y cuatro años de experiencia con caballos, tuvo el lote más complicado de la tarde, su primero, manso y peligroso, y el quinto, igual de manso, padecieron una lidia desafortunada que orientó enseguida a los novillos. Se empeñó en banderillearlos con un resultado nefasto y después demostró falta de oficio con la muleta. Al segundo de la tarde, rápidamente le trastea por arriba y se recorre la plaza en un sainete con los aceros. Su segundo, que metía la cara en el capote, recibió una vara trasera interminable con carioca incluida que le dejó parado, le abanica los hocicos se cuadra y se hace interminable contar las entradas con la espada y descabello, con estocada al brazuelo incluida.

Héctor Gutiérrez, de rosa y oro y varios años de experiencia en festejos con picadores, capoteo con facilidad al tercero de la tarde desde las tablas hasta el centro del anillo. Le pegan fuerte en el caballo tapándole la salida. Muletea suelto, pero el novillo no tiene clase, lo intenta y está por encima de las posibilidades de su oponente. Suerte contraria, estocada caída y descabello. El último de la tarde se acalambró de salida y fue devuelto por la presidencia, saliendo un novillete impropio de esta plaza, bronca en el tendido, palmas de tongo, y el novillo que correteaba sobre el albero sin fijeza, rehuyendo los engaños, imposibilitando faena alguna. Bronca tras rodar el novillo.

Forcados Amadores de Alenquer, en su primero realizaron una pegada fallida sin consecuencias, resolviendo el encuentro, en el segundo intento, con brillantez. Con el segundo, la pegada fue espectacular. Fueron ovacionados al final de festejo.

El Ayuntamiento debe cuidar la gestión de este tipo de festejos, rehuyendo de taurinos interesados y programar profesionales contrastados.