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Félix Martínez junto a los concejales de Turismo y Urbanismo durante la conferencia. | Foto: Gabriel Gómez |

El Ayuntamiento de Cuéllar  continúa en su empeño de dar a conocer a los vecinos la figura de Pedro I. Una exposición en el Patio del Ayuntamiento fue la primera de las acciones a la que siguió una conferencia, que bajo el título `Pedro I, un monarca entre damas´ impartió Félix Martínez Llorente, catedrático de historia del Derecho y de las Instituciones Españolas de la Universidad de Valladolid y especialista en la Extremadura castellana, en la que basó su tesis doctoral. Le seguirá la recreación histórica de la boda del monarca en Cuéllar con Juana de Castro que se llevará a cabo el domingo 19 de agosto.

Martínez centró su intervención en realizar un recorrido por la vida amorosa del monarca castellano, centrándose en sus tres matrimonios, el que se celebró en Cuéllar, con Juana de Castro y los otros dos, señalando que “todos mediaron entre una serie de años determinados, entre 1353 y 1361”. Una vida amorosa que describió como “terriblemente dificultosa, tumultuosa, controvertida, problemática y hasta rozando la ilegalidad canónica y civil”.

Fueron muchas las amantes que tuvo Pedro I, tal y como afirmó Martínez y éste pudo ser  algo que influyó “para que Pedro I finalmente terminara perdiendo el trono”. Recordó cómo “hacía y deshacía en cuestión amorosa lo que quería”, lo que le llevó a enfrentarse a todos.

El ponente desgranó la figura del rey en torno a sus bodas reales, por un lado celebrada con Blanca de Borbón en Santa María la Mayor de Valladolid  y por otro la celebrada en Cuéllar de la que se conservan pocos datos ya que ni siquiera se conoce la fecha exacta en que tuvo lugar aunque sí que fue en abril de 1354. Así apuntó que se sabe que el rey había llegado a Cuéllar a comienzos de abril desde Medina del Campo, “y aquí procedió a casarse en unas circunstancias muy extrañas”, afirmó exponiendo que  el rey había contraído nupcias hacía un año con Blanca de Borbón, matrimonio que no tenía nulidad canónica. La irregularidad era clara, aunque engañó a la novia aduciendo que disponía de esa disolución matrimonial. Un matrimonio al que probablemente, según dijo Martínez, la propia Juana de Castro había asistido, “y, aunque los dos obispos que apoyaban a Pedro I en sus decisiones, manifestaron que ese matrimonio estaba anulado, no fue así, y de hecho se produjo una situación de bigamia, de doble matrimonio, que le persiguió hasta el final de sus días”.

Martínez dijo que ese matrimonio irregular fue uno de los motivos por los que buena parte de la población, incluida Cuéllar, apoyó a su madre y a los sublevados con Enrique II, su hermano bastardo, para conquistar el trono.

 

Un perdedor

María de Padilla fue posiblemente, según Martínez, el gran amor de la vida de Pedro I. La que fuera su amante falleció en 1361, y Pedro I en el último momento reconoció a los hijos que tuvo con ella y exigió al reino que le dieran el tratamiento de reina. Pero “murió casi a la par que él mandaba matar a su primera esposa, Blanca de Borbón, por lo tanto es una circunstancia personal muy singular”.

El catedrático señaló que la figura de Pedro I ha sido “muy denostada históricamente, sobre todo porque fue un perdedor”, ya que perdió el trono a favor de su hermano bastardo, Enrique II, quien acabó entregando casi todo el control del reino a la nobleza. Por ello Martínez elogió el impulso que desde la concejalía de Turismo se está dando a la figura del monarca.

Detalló como en los años del reinado de Pedro I, entre 1350 y 1369, se realizaron muchas cosas en Castilla. Así indicó que el rey propició una arquitectura mudéjar interesante que se desarrolló en lugares como Tordesillas, Astudillo o el palacio real de Sevilla y que tuvo mucho interés por ordenar jurídica y fiscalmente el reino. A él afirmó que le debemos, por ejemplo, “el libro Becerro de las Behetrías, que es un gran censo de todas las propiedades e impuestos que se pagaban en Castilla en 1352, por tanto es una fuente fundamental que todavía manejamos con intensidad”.

Martínez considera la figura de Pedro I como `excepcional´ ya que a su juicio más que `El Cruel´, o `El vil´fue `El Justiciero´, faceta que actualmente reconocen muchos historiadores. “Un hombre que sufrió mucho de pequeño”, afirmó ya que vivió en un ambiente familiar en el que su madre, María de Portugal, estaba prácticamente apartada de su padre, Alfonso XI, que vivía con una querida, Leonor de Guzmán, con la que tuvo 10 hijos bastardos a los que daba “todo tipo de preeminencias”, siendo Pedro I el único hijo legítimo del monarca. Estas vivencias le convirtieron en una persona “extraña, compleja, desconfiada… “, por lo que Martínez no considera justa la valoración que se ha hecho del reinado a lo largo de los siglos.

Llegó al trono con apenas 16 años lo que le hizo una persona solitaria, esquiva y desconfiada desde los inicios de su reinado.