El buen hacer de los alumnos de secundaria cuellaranos en la First Lego League es ya conocido, ya que en las diferentes ediciones en las que han participado han obtenido buenas calificaciones y han llegado también a clasificarse para la fase nacional. Este año el equipo `D3SCON3CT3D EX´ compuesto por siete alumnos de los institutos Marqués de Lozoya y Duque de Alburquerque de Cuéllar ha logrado el `Premio al comportamiento del robot´ en la fase regional, un galardón con sabor agridulce ya que los cuellaranos confiaban en recibir el premio al Proyecto Científico y clasificarse para la fase nacional. Algo que, aunque si les desilusionó al principio, no merma sus ganas por continuar participando en próximas ediciones del certamen.

First Lego League es el programa para jóvenes de entre 10 a 16 años que permite descubrir la diversión por la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) mientras resuelven problemáticas reales a través de un aprendizaje significativo y lúdico. El programa inspira a los jóvenes a crear ideas, resolver problemas y superar obstáculos, a la vez que les permite ganar confianza en el uso apropiado de la tecnología y aprender procesos de diseño propios de la ingeniería. Los participantes colaboran, cooperan y desarrollan habilidades de trabajo en equipo imprescindibles en un mundo laboral dinámico y en constante cambio.

 

Desafío

Into Orbit 2018-2019 es el desafío que se ha planteado para este año por los organizadores. En él se animaba a los alumnos a convertirse en científicos e ingenieros y a pensar como tal. Así debían identificar un problema físico o social con el que se enfrente el ser humano durante una exploración espacial de larga duración dentro del sistema solar y proponer una solución.

Aldara Arranz, miembro del equipo de la villa, señala que fueron preparando su robot para la competición al tiempo que preparaban el proyecto científico. Un proyecto que estaba centrado en la atrofia muscular, el efecto más significativo en los astronautas de la estancia prolongada en el espacio. Para solucionar ese problema diseñaron un traje “con unas cintas que se colocarían en los músculos que se quisieran ejercitar para así reducir ese problema”. Un traje “que estaría diseñado a la medida y a la fuerza de cada astronauta, para que se lo pudiera regular como quisiera para hacer más o menos fuerza y ejercicio”, explicó Arranz.

El equipo lo formaban siete participantes: Coral, Ángela, Juan, Samuel, Pablo, Inés y Aldara, de  diferentes cursos entre segundo de la ESO y primero de bachillerato, y cinco entrenadores: Óscar, Daniel, David, Iker y Unai. Unos entrenadores que en esta edición eran todos antiguos participantes en este certamen que ya superan la edad para ser concursantes, pero que aportaron toda su experiencia a sus compañeros.

Daniel Arranz, uno de los entrenadores del equipo local,  afirmó haber vivido la experiencia de manera diferente al haber pasado de participante a entrenador.  “Este año he servido más como ayuda a los chavales y no he tenido que influir tanto en el proyecto pero si he podido decirles qué podrían hacer y cómo hacerlo”, afirma. Asegura que al haber quedado primeros en la parte del robot y haber logrado una muy buena puntuación en el proyecto científico y en los valores, esperaban haber sido los seleccionados para la siguiente fase.

Arranz asegura que la desilusión vivida “no tiene comparación con lo que sentimos al juntarnos cada sábado y cuando se acerca la competición no solo cada sábado, sino cada tarde que podemos”. “Nos lo pasamos muy bien”, añade.

El torneo clasificatorio de Castilla y León tuvo lugar el pasado sábado en la Hospedería de Fonseca de la Universidad de Salamanca. La fase nacional se celebrará en Tenerife los días 23 y 24 de marzo.