| CONTENIDO OFRECIDO POR HONORSE TIERRA DE PINARES |
| Por Pablo Maderuelo |

Quienes viajaban por Castilla a principios del siglo pasado en sus burros o sus carros necesitaban un lugar donde comer, descansar y pasar la noche. Los viajes eran largos y también los animales debían parar y alimentarse.

Al llegar a Cuéllar, los viajeros se encontraban la fonda de la señora Úrsula, con un corral alrededor del cual se encontraban una cocina, unos compartimentos con camas y unos baños. Allí, tenían a su alcance lo que necesitaban para cubrir sus necesidades básicas antes de continuar su trayecto.

Con el paso de las décadas, los viajes fueron cambiando. Los modos de transporte se fueron modernizando, las distancias se fueron acortando y la fonda, que nunca ha dejado de ser conocida como tal por los cuellaranos, fue evolucionando y cambiando de manos dentro de la familia.

Tras Úrsula, tomaron las riendas del negocio sus hijas, Ninfodora y Elisa. Después lo haría Elisa, hija de una de ellas, junto con su marido Mariano, y en la actualidad es Eli, la cuarta generación de mujeres de la familia, quien se ha puesto al frente del hoy denominado Hostal Mesón San Francisco.

Eli es aparejadora, vivió durante tres años en Barcelona, donde trabajó como interiorista y llegó el día en el que, junto con su pareja, tuvo que decidir qué proyecto de vida quería. La decisión le llevó de vuelta a Cuéllar en 2004, donde siguió trabajando como interiorista al tiempo que se iba involucrando de forma cada vez más activa en el negocio familiar.

A su regreso, Eli encontró que su padre había comenzado a hacer su propio vino para consumo en el restaurante.

Así, junto con su marido, que tenía experiencia previa en temas relacionados con el sector, comenzaron a profesionalizar lo que su padre había comenzado como hobby, creando las bodegas Malaparte, donde Eli colabora en trabajos administrativos y relacionados con exportaciones. Hoy, Malaparte cuenta con 14 variedades distintas de vinos naturales y ecológicos.

Unos años después, tras el fallecimiento de su padre y la jubilación de su madre, Eli dio un paso más dentro del negocio familiar y comenzó a formarse como cocinera para poder ser fiel a los platos y sabores del mesón y mantener intacto el recetario de su madre. Contó con la valiosa ayuda de ella, con las claves que aprendió en el Basque Culinary Center, y con la ayuda de su equipo.

“Al final, el restaurante se convierte en un proyecto de vida. Yo, cuando llegué aquí, hacía dos o tres horas, ayudaba a mi madre, coordinaba proveedores, hacía facturación, pero cada vez te vas involucrando más porque quieres sacar adelante el negocio familiar. Yo no pensaba quedarme aquí, pero luego me di cuenta de que todo lo que he vivido ha sido gracias a este restaurante”, explica Eli.

 

El San Francisco del siglo XXI

El hostal mesón San Francisco ha ido cambiando con el paso de las décadas para irse adaptando a los tiempos.

Se arreglaron habitaciones, se creó una cocina industrial, un gran comedor y un patio en el que poder hacer comidas al aire libre. El edificio sumó también una cafetería y un comedor de tamaño más reducido. Su proyección fue tal en los años 80 y 90 que se le concedió una placa al mérito turístico y el mesón se hico famoso por su lechazo en horno de leña.

La última gran reforma fue liderada por la propia Eli y tuvo lugar entre los años 2008 y 2010. Se hizo un salón grande para eventos, una cocina nueva y moderna y se arreglaron varias habitaciones para hacerlas más grandes.

El objetivo que se ha marcado Eli es crear el Hostal Restaurante San Francisco del siglo XXI, completando la reforma de las habitaciones y apostando, como ya está haciendo, por productos de kilómetro cero, cocina de huerta, productos de temporada y por vinos de origen natural.

“A mí lo que más me gustaría en el mundo es terminar la reforma del hotel…”

“A mí lo que más me gustaría en el mundo es terminar la reforma del hotel, convertirlo en un hotel coqueto de pueblo, el restaurante que se mantenga y evolucione. Y decir esto es el San Francisco del siglo XXI”, subraya.

Eli dice sentirse “muy orgullosa” por ser “la cuarta generación de mujeres” al frente del negocio familiar. Sin embargo, hace hincapié en la enorme labor que ha hecho su madre durante los años que ha estado al frente del establecimiento. “Ella es quien le ha dado nombre”, dice emocionada.

Eli es joven. Aún le queda una larga carrera profesional por delante. Ha demostrado que puede con todo: que puede trabajar en sala, en administración, contribuir a crear una bodega, ser jefa de cocina, diseñar la reforma de su restaurante e incluso contribuir a las exportaciones de sus productos.

Tiene la formación, las ganas, el equipo, las materias primas, el entorno y, lo que es más importante, un establecimiento centenario que forma parte de la historia, la vida y las costumbres de la Tierra de Pinares.

 

Sobre Pinariegas

Pinariegas es una iniciativa desarrollada por el Grupo de Acción Local Honorse Tierra de Pinares en el marco de la Estrategia de Emprendimiento de la Mujer en los ámbitos Agrario y Agroalimentario dirigida a dar visibilidad a proyectos innovadores de la comarca y a difundir las oportunidades que este sector supone para la creación de nuevos proyectos y la fijación de población.