| CONTENIDO OFRECIDO POR HONORSE TIERRA DE PINARES |

|Por Pablo Maderuelo |

Angélica es de Arroyo de Cuéllar. Juan Antonio, de Gomezserracín. Ella procede de una familia de ganaderos de ovino. Él, de una casa en la que siempre hubo pollos, aunque, a la hora de decidir qué camino tomar, optó por dedicarse a la construcción.

Se conocieron, se convirtieron en pareja y se casaron. Pero, en cierto modo, no solo se casaron en lo personal, sino que iniciaron un proyecto conjunto que les llevó a colaborar también profesionalmente ampliando la explotación de los padres de ella.

Así arranca esta historia, que ambos me cuentan en el pinar, en las cercanías de Arroyo de Cuéllar. “Tenemos 600 cabezas de ovino y 60.000 pollos de cebo”, me cuentan. Pero es solo el inicio porque, a medida que voy hablando con ellos y les voy conociendo, descubro su formidable capacidad para innovar y diversificar su actividad.

Comenzaron a innovar a raíz de que se triplicara el coste de incineración del ganado. Pidieron permiso para, en unas tierras de su propiedad, montar un muladar; es decir, un espacio autorizado y acondicionado para la alimentación de aves rapaces necrófagas mediante el depósito de cadáveres procedentes de explotaciones ganaderas.

“El terreno tiene que ser tuyo y la gestión recaer sobre ti. Las administraciones valoran la explotación y la cantidad de carne que puede salir de ella. En este caso, al ser una explotación pequeña y la cantidad de kilos asumible por la variedad de especies de la zona, recibimos la autorización y pudimos montarlo”, cuenta Juan Antonio.

Este tipo de espacios no solo ahorran parte de los costes al ganadero, sino que evitan que las aves carroñeras ataquen, maten y se coman el ganado vivo, problema que había aumentado en la zona y en Castilla y León a raíz de la crisis de las vacas locas. “Notamos que, al cabo de un tiempo, el problema de los buitres en la zona desapareció”, explican.

 

Creación del Hide Tierra de Pinares

Cuando llevaban el ganado muerto hasta el muladar, Angélica y Juan Antonio empezaron a percatarse de que acudían a la zona una gran variedad de aves: buitres negros, alimoches e incluso águilas imperiales, entre otras. Empezaron a darle vueltas hasta encargar un informe que estudiara las distintas variedades presentes.

Cuál fue su sorpresa (o no) cuando se encontraron un gran número de especies: “tenemos alimoches, buitres negros, buitres leonados, águilas imperiales, ratoneros, milanos negros, milanos reales, etc. Últimamente estaba entrando también el azor, una especie más sensible porque es un poco más tímida. Y de paseriformes, estaban entrando gorriones, córvidos, urracas, cuervo, picapinos, pitorrearles u otras. En definitiva, una gran variedad”.

A la vista de los resultados del informe, decidieron crear en el muladar un hide para observación de aves; es decir, un ‘escondite’ dirigido al avistamiento o la fotografía de aves silvestres sin molestarlas y, por tanto, sin interferir en sus comportamientos naturales.

El Ayuntamiento de Cuéllar les concedió el permiso correspondiente y, tras un periodo de pruebas, en 2019, lo pusieron en marcha. Desde entonces y, con una pandemia de por medio, se han acercado a conocerlo públicos diversos.

En un 80% hemos recibido fotógrafos que querían hacer trabajos para publicaciones o bancos de imágenes. Y el otro 20% procede de aficionados a las aves”, afirman mientras me enseñan desde sus teléfonos móviles imágenes tomadas desde el lugar en el que nos encontramos.

Poco a poco, Angélica y Juan Antonio han ido aprendiendo y profundizando en el sector, así como contactando con otros negocios similares que les permitan ofrecer paquetes más completos a su público y ayudar a introducir nuevos atractivos turísticos a la zona.

Hemos creado un circuito, porque en esta zona, por ejemplo, no tenemos águilas reales, pero en El Espinar sí. Ofrecemos un fin de semana completo con una sesión aquí y otra allí. Al mismo tiempo, buscamos sinergias con casas rurales e intentar que la gente que viene se quede y consuma en la zona”, me explican conjuntamente.

 

Investigando con la lana de las ovejas

Sin embargo, Angélica y Juan Antonio siguen diversificando su negocio. “Ahora nos dedicamos también a comercializar nuestros propios lechazos”, me cuenta ella. “Aunque las naves las tenemos en Arroyo, tenemos alquilada en Gomezserracín una antigua carnicería donde tenemos las cámaras y desde ahí hacemos la distribución a nuestros clientes y el reparto a domicilio”, añade él.

“Estamos en un proyecto de revalorización de la lana”

Ah, ¡y estamos investigando con la lana!”, concluye ella. Les pregunto cómo lo están haciendo y me cuentan que han hecho algunos análisis que han puesto de manifiesto las “muchas posibilidades” que tiene la lana de oveja castellana, entre otras cosas por su calidad”, superior a la de países desde donde se estaba importando, como Irlanda.

“Estamos en un proyecto de revalorización de la lana y queremos hacerlo en las 50.000 ovejas de la Asociación Nacional de Criadores de ganado ovino de raza Castellana (ANCA) e incluso queremos crear nuestro propio lavadero, para el que ya tenemos una parte de la financiación”, añaden.

Con estos últimos proyectos, Angélica y Juan Antonio podrían, por fin cerrar el círculo. Tener su propio ganado, obtener y revalorizar la lana, poder tener su propia instalación de lavado, su muladar para deshacerse de parte de los restos de ganado y contribuir a la generación de turismo en la zona atrayendo visitantes a su hide.

No sé si el día que se lanzaron con las primeras ovejas y los primeros pollos pensaron que llegarían tan lejos. Aunque quienes tienen esa capacidad de ver proyectos, en cierto modo, no paran de tener ideas y de pensar cómo llevarlas a cabo.

Me despido de ellos y me marcho de vuelta a Cuéllar orgulloso de conocer personas como ellos, que no solo crean sus propias oportunidades, sino que contribuyen a preservar el medio ambiente y a generar nuevas actividades que suponen un reclamo para nuevos visitantes y, por qué no, futuros vecinos de la comarca.

 

Sobre Pinariegas

Pinariegas es una iniciativa desarrollada por el Grupo de Acción Local Honorse Tierra de Pinares en el marco de la Estrategia de Emprendimiento de la Mujer en los ámbitos Agrario y Agroalimentario dirigida a dar visibilidad a proyectos innovadores de la comarca y a difundir las oportunidades que este sector supone para la creación de nuevos proyectos y la fijación de población.