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| Por Pablo Maderuelo|

Yo tenía apenas siete años cuando, en 1990, entré por primera vez en la tienda de Nieves y Jesús. Creo que el sueño de todo niño de aquella edad era poder tener una tienda como la suya y tener siempre a tu disposición kilos y kilos de patatas fritas y de frutos secos. Sin embargo, yo me conformé con visitar religiosamente la tienda -y digo religiosamente porque solía ser después de la misa de niños de las 11- para pedir mis 150 gramos de patatas light.

Hoy, cuando estoy a punto de cumplir los 40, vuelvo a entrar por la puerta de Delicias, esta vez en su nueva ubicación de la calle Concepción. Al otro lado siguen estando Jesús y Nieves, pero entre medias han pasado muchísimas cosas. Son ellos quienes las han hecho posibles con su esfuerzo, tenacidad y dedicación, pero creo que muchos de nosotros nos sentimos un poco parte de su evolución porque la hemos vivido junto a ellos cada vez que hemos cruzado el umbral de la puerta de su tienda.

Y en todo este camino han estado siempre el uno junto al otro. Creo que el Jesús que conocemos no es posible sin Nieves, del mismo modo que la Nieves que conocemos no sería la misma sin Jesús. Juntos han construido un proyecto profesional que tiene mucho de personal, pero también un gran componente de comunidad, porque todo ese trabajo que han hecho no solo ha generado un negocio familiar que probablemente continuará su hija cuando ellos se jubilen, sino que ha contribuido a situar a Cuéllar en el mapa más dulce.

 

Los dos grandes puntos de inflexión de Delicias

Fueron pasando los primeros años y el negocio comenzó a consolidarse. Y si hay algo que define a un emprendedor es su carácter inquieto y su necesidad de aprender cosas nuevas. Jesús no lo dudó y, en 1998, comenzó a formarse en pastelería, transmitiendo a su vez esos conocimientos a Nieves que, mientras tanto, era quien pasaba más horas detrás del mostrador atendiendo a los clientes.

Por el camino, estuvieron varios años también dedicados a hacer pizzas. Sin embargo, hubo un momento en el que tuvieron que decidir hacia dónde especializarse, puesto que trasnochar para que la gente cenase pizzas era un tanto incompatible con abrir a primera hora de la mañana con los pasteles recién hechos.

Sin embargo, si hay un punto de inflexión en la historia de Nieves y Jesús fue el año 2009. Por aquel entonces, el Ayuntamiento de Cuéllar convocó un concurso para incentivar la creación de un dulce típico local. Se podrían presentar todo tipo de propuestas; no solo profesionales sino también personales.

Nieves y Jesús vieron en este iniciativa pública una oportunidad para seguir innovando dentro de su sector. Jesús hizo un planteamiento redondo, aunque con forma del ladrillo mudéjar tan característico de Cuéllar. Y dentro de ese ladrillo incorporó dos elementos tan propios de nuestra tierra como la achicoria y los piñones.

No es necesario explicar en qué se materializó el resultado porque no hay nadie en Cuéllar que no haya probado y/o regalado una caja de ladrillitosDelicias de Cuéllar- que no solo ganaron el concurso de 2009 sino que generaron un producto de una calidad y una singularidad que hoy, 13 años después, nadie ha conseguido equiparar.

Pero como si de ladrillos reales se tratase, al igual que el hogar se construye no solo con las paredes sino todo lo que tienen dentro, crear el dulce típico de Cuéllar y hacer posible que se consuma y se venda fuera del pueblo e incluso en algunos establecimientos de Madrid solo fue el primer paso de un duro trabajo que todavía estaba por llegar.

 

Llevar el dulce de Cuéllar a otros lugares

Hemos luchado mucho porque el dulce que habíamos creado pudiera conocerse fuera de aquí”, explica Nieves mientras tomamos un té en su cafetería. “Empezamos con la feria de Cuéllar y vimos que a la gente que venía de fuera le gustaba el dulce, así que comenzamos a ir a otras ferias. Algunas de ellas estaban en la propia provincia, pero también hemos pasado por Alimentaria, en Barcelona, o Madrid Fusión, en la capital”, explica Jesús.

Han sido muchas ferias y viajes, que han tenido que compatibilizar con mantener abierta la tienda y el producto siempre al día. “Ha sido una época en la que se ha valorado mucho el producto artesano, gourmet y eso nos ha ayudado, pero también han sido muy importantes las marcas de calidad, como Tierra de Sabor o Alimentos de Segovia”, cuenta Nieves.

“Es un gran orgullo haber hecho el dulce típico de Cuéllar”

Es un gran orgullo haber hecho el dulce típico de Cuéllar y pienso que sí ha contribuido a dar a conocer el pueblo en otros lugares. Son muchos quienes vienen y lo compran para llevarlo a otros lugares. A mí, personalmente, este producto me ha dado seguridad y muchas satisfacciones y creo que, con el tiempo, se ha consolidado de modo que el día que no estemos nosotros, habrá otra generación que lo va a seguir haciendo”, añade Jesús.

Y, aunque las Delicias de Cuéllar supusieron uno de los momentos clave de su negocio, Jesús y Nieves siguen investigando, innovando, continuamente. “Nos gusta mucho el turismo gastronómico”, cuentan. “Salir, viajar, probar otras cosas, ver están haciendo los grandes, cuáles son las tendencias, etc.”, dice Jesús.

Estos viajes, el seguir investigando, el mantener el carácter artesano y el dar cada día lo mejor de sí mismos para que todo esté perfecto y fresco cuando abren las puertas de su establecimiento explican el éxito de un proyecto que está a punto de cumplir 25 años que no solo es un proyecto profesional, sino que se ha convertido en un proyecto familiar a largo plazo.

Ese niño que, con 7 años, le pidió a Nieves por primera vez unas patatas light en aquel pequeño local de la calle Ávila pasa a menudo por otra pequeña tienda; esta vez, en el centro de Madrid. Es la tienda de Cafés La Mexicana, y allí se encuentra en el mostrador esos pequeños grandes ladrillos que llevan el nombre de su pueblo y que le hacen sentir orgulloso de su tierra y de quienes, como Jesús y Nieves, llevan su nombre por el mundo.

 

Sobre Pinariegas

Pinariegas es una iniciativa desarrollada por el Grupo de Acción Local Honorse Tierra de Pinares en el marco de la Estrategia de Emprendimiento de la Mujer en los ámbitos Agrario y Agroalimentario dirigida a dar visibilidad a proyectos innovadores de la comarca y a difundir las oportunidades que este sector supone para la creación de nuevos proyectos y la fijación de población.