|Por Francisco Salamanca  |  Fotos: Gabriel Gómez|

Con un cuarto de entrada se lidiaron seis toros de la ganadería sevillana de Soto de la Fuente de correcta presentación, encastados los seis, inválidos el segundo, tercero y cuarto, el resto se dejaron.

“El Cid” estuvo ausente no queriendo ver a su primero, lo cual le fue reprochado por el público. En ningún momento intentó cambiar los terrenos del toro o sacarlo al tercio y finalmente decidió acabar “por las bravas”. En su segundo, prácticamente igual, a pesar de que intentó torearle a pitón contrario con el pico, abusando del medio pecho. Series de muletazos desdibujados e irregulares.  Mató de estocada contraria y caída.

Joselito Adame, torero mexicano, nuevo en esta plaza recibió de capote al segundo de la tarde, un toro muy parado, que recibió un castigo excesivo en la suerte de varas. Con la muleta lo intentó sin éxito, matándolo de estocada caída, atravesada y dos descabellos. Saludó desde el tendido. Con el quinto, el mejor del encierro, abusó de perfilero, descargando el toro hacia las afueras, pero como el toro tenía transmisión arrancó aplausos del público. Hay que resaltar un excelente par de Tomás López en banderillas. Mató de un sartenazo y dos descabellos, recibiendo no obstante una oreja con escasa petición. El torero estuvo por debajo del toro, el cual fue aplaudido al arrastre por el público.

Javier Herrero tuvo el peor lote de la tarde. En su primer toro, que apenas se movía le muleteó a media altura con muchos medios pases porque la invalidez del toro le impedía completarlos. Por la izquierda logró algún muletazo de bella factura aislado. Pinchazo y casi media. Oreja para el cuellarano. En el sexto que cerraba la tarde, lanceó de capote, cargando la suerte y disfrutamos de dos buenos pares de banderillas de su segundo, Alberto Román. En la faena de muleta el toro se abroncó, cabeceaba constantemente, por lo que poco más pudo sacarle a este toro ante tal comportamiento, a pesar de que lo intentó. Arrancó algunos aplausos gracias a su pundonor, después de un pinchazo arriba, estocada contraria y cuatro descabellos recibió un aviso y el silencio del respetable. De nuevo la espada le restó la posibilidad de un segundo trofeo.

Es de reseñar el escaso público asistente a un festejo que siempre marcaba el devenir de la feria cuellarana. En estos últimos tres años hemos visto cómo han ido declinando los carteles de este festejo y el público ha respondido a esta bajada de calidad.

El presidente no estuvo bien admitiendo dos toros que se sedaron por la mañana y que reglamentariamente fueron rechazados por los veterinarios.