|Fotos Gabriel Gómez y César Quintanilla |

| El salmantino Manuel Diosleguarde sufrió una cogida del sexto de la tarde |

|Por Francisco Salamanca| 

Manuel perfiló al burraco carbonero más allá de la segunda raya, en la suerte natural. La faena, entregado el de Diosleguarde, había alcanzado la transmisión con el tendido y solo quedaba la rúbrica del estoque. Tremendo el encuentro, en el volapié, con el de Cebada Gago. La espada, en los rubios del burel, entró hasta la bola y, al unísono, el pitón derecho del toro en el muslo del salmantino. Apenas dos segundos tardó la cuadrilla en colear al toro, un poco más en volar hasta la enfermería de la plaza. El tiempo y el espacio se hacen eternos en estos lances, que tanto influyen cuando la vida del torero está en peligro. La segunda parte, la más importante, la pone el equipo médico de la plaza. Ayer, la cuadrilla de Manuel Diosleguarde paseó las dos orejas ganadas, con torería, también con sangre, de su oponente. Pero, la faena continuó en el quirófano de la plaza, en el que la cirujana, Dña. Marta Pérez López, y su equipo lograron sujetar la vida del  torero, que buscaba aquerenciarse en tablas, logrando derrotar un destino incierto. Nadie pidió los máximos trofeos para estos ángeles de la guarda, el público hacía tiempo que había abandonado el tendido. Hoy, después del paseíllo, la peña taurina El Encierro propone, a través de su pasquín diario, mostrarles el reconocimiento de todos con un aplauso desde el tendido. Les animo a hacerlo.

 

Ficha del festejo

Con un cuarto de entrada, en tarde agradable, se lidiaron toros de Cebada Gago, correctos de presentación, aunque desiguales en tipo y tamaño, encastados y bravos los tres últimos. Se premió al sexto con la vuelta al ruedo. El primero, el  más flojo, fue el único que no corrió el encierro.

Morenito de Aranda estuvo desconfiado con su primero, no logrando la atención del respetable, dos pinchazos y estocada que obtuvieron el silencio del público. El cuarto, el mejor del encierro, bravo en la calle, y en la plaza, con el caballo: dos varas con la cara, inmutable, abajo y sin repucharse. Morenito se lo brindó al torero local Javier Herrero. El toro pedía el carnet en cada muletazo, con nobleza, pero exigente en la colocación y el temple. Le mató de forma habilidosa con una estocada caída. Desafortunadamente dio la sensación de que el de Cebada se marchó sin torear.

Pepe Moral no estuvo ayer en Cuéllar, muletazos deslavazados, echándose los toros a las afueras, perfilero, fuera de sitio. A valorar un quite por chicuelinas al quinto, un torito que mostró fuerza y calidad en la franela, y al que Moral instrumentó un bajonazo infame. Silencio y pitos.

Manuel Diosleguarde estuvo voluntarioso con su primero, un toro que salió sin fijeza, y al que se le pegó, en demasía, en el peto. Buen tercio de banderillas. El salmantino no llegó a acoplarse con el toro hasta la cuarta serie, y su faena, basada en el pitón derecho, ganó quilates más allá del tercio. Le mató de una estocada, trastavillada en el encuentro, que le valió una oreja. Con el sexto, un toro que recibió tres varas de aúpa, cual plaza de primera, estuvo entregado y torero. Tras brindis a su paisano, el consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, realizó una faena completa, sobre ambas manos, resaltando el temple y hondura, como mejores características de la faena. Cambia la ayuda por el acero y la banda vuelve a arrancarse con el pasosoble, vuelos de la muleta alisando el albero y pases de pecho, al hombro contrario, interminables. Estocada en el sitio que hace rodar al toro, obteniendo las dos orejas. El torero es cogido de forma grave al entrar a matar.

 

Parte médico

Manuel Diosleguarde fue atendido de: “una cornada en la cara interna del muslo derecho de 25 centímetros, con trayectoria descendente y posterior debajo del triángulo de Scarpa con extensa afectación del vasto interno de cuádriceps y sangrado de safena y de rama femoral superficial… pronóstico grave.