| Por Gustavo Gómez |
Cuenca no tiene periódico local diario. Guadalajara tampoco. Y son varias las ciudades y provincias donde los noticieros se mantienen de chiripa. Vamos, que empieza a ser un lujo disponer de redactores en los pueblos, ciudades y villas.
Y mira que es difícil trabajar de corresponsal en una localidad. Uno, que es periodista y echó sus primeros dientes profesionales precisamente en medios de comunicación de Cuéllar, sabe de qué habla.
El corresponsal tiene casi todo en contra; y no porque en las localidades pequeñas pasan pocas cosas (la rutina es uno de los mayores enemigos del periodista). El grandísimo handicap de este profesional del periodismo es que vive y convive con las personas sobre las que informa y para las que informa. Y eso crea muchos muchos problemas para el desarrollo normal del trabajo informativo.
Dicho handicap no lo sufre mi amiga Mayte Carrasco, una de las mejores corresponsales de guerra de nuestro país. Ella, por ejemplo, ya no informa de la guerra en Siria porque dice que tiene demasiadas relaciones emocionales con la gente de ese maltratado país.
Si ejerces el periodismo en una ciudad grande tampoco te ves condicionado por la carga emocional que supone comprar el pan en la misma panadería o tomar café en el mismo bar que las personas sobre las que vas a dar un titular.
Por eso tienen tantísimo mérito los corresponsales de provincias. Por muy bien que hagan su trabajo, por rigurosos que sean, siempre habrá un vecino al que no le parecerá bien lo que dicen. Por no hablar del vapuleo que muchos políticos (y demás poderes fácticos) de uno y otro signo les infringen porque, en su opinión, siempre defienden los intereses de las otras siglas.
A ello sumen las presiones del periódico para que saquen tal o cual información que apoya una campaña publicitaria contratada por el departamento comercial. Porque sepan ustedes que en el periodismo cada vez es más común pagar por sacar una información. Lo que hasta ahora era la publicidad, vamos.
Total, que los corresponsales suelen ser personas denostadas por unos y por otros, pese a que durante años y años han informado de lo que ocurre en la localidad a los vecinos. Por supuesto que cometiendo algunos errores, como es lógico en el desempeño de cualquier profesión.
Por eso me hizo tantísima ilusión cuando estuve en Cuéllar durante la Semana Santa ver unos carteles donde la Peña El Encierro anunciaba un acto para homenajear a Ignacio Montalvillo y Alea Comunicación.
No sé las razones de por qué este colectivo organiza un acto donde serán protagonistas estos corresponsales con tantos años de profesión a la espalda. Pero me quito el sombrero ante la idea que han tenido de acordarse de las personas que cada día se levantan pensando sobre qué van a informar a sus vecinos. Me uno, por supuesto, a tal reconocimiento.
Si la causa del corresponsal local es difícil, de nota es emprender un negocio con esa materia prima: la información local cuellarana. Nuria y Gabriel han decidido lidiar ese pedazo de toro. Desde estas líneas, y mientras nos lo permitan, echaremos un capote aunque ellos van sobrados de sabiduría y gallardía en estos quehaceres.
Lo harán en un canal nuevo para ellos: su información se volcará totalmente en Internet. Gracias a estos emprendedores, Cuéllar se vuelve a subir al carro de las tendencias que está marcando la información local en todo el país. Salamanca, por ejemplo, cuenta con media docena de diarios digitales. Granada, un par de ellos.
Han elegido un hermoso nombre para su aventura: esCuellar.es. Déjenles que sean. Denles facilidad para realizar su trabajo. Son valientes. Saben hacer su trabajo. Tenemos la suerte de que apuestan por nuestra villa. Así que, qué menos: Nuria y Gabriel: enhorabuena y mucha suerte.
* ‘Allende los pinares’ porque estamos lejos de nuestro querido mar de pinos. Y con el único afán de intentar poner foco sobre terrenos que, desde lejos, puedan tener otro enfoque.