| CONTENIDO OFRECIDO POR HONORSE TIERRA DE PINARES |

|Por Pablo Maderuelo|

Gema es de Madrid. Estudió Químicas y trabajó durante 20 años en laboratorios de investigación. Fue en uno de ellos precisamente donde conoció a Oscar, su pareja. Él procedía de Pinarnegrillo, donde su familia se había dedicado durante años al cultivo de patatas.

Óscar nunca se desvinculó del pueblo, ni de las tierras, aunque desarrollase su proyecto profesional en Madrid. Sin embargo, en el año 2013, decidió dar un paso más, pedir una excedencia y aumentar su dedicación al cultivo de la tierra. Comenzaron así una vida de ida y vuelta, de carretera y gasolina, de estar en dos lugares y al mismo tiempo en ninguno de ellos.

“No podíamos seguir así”, recuerda Gema desde un pequeño despacho situado en las instalaciones de Patatas Tarsa en Pinarnegrillo. Llegó el día en el que Gema decidió dar el paso, pedir su propia excedencia y cambiar sus raíces no solo por las de la ciudad sino por las de las patatas.

“Pasé de estar en un despacho y dirigir a 20 personas a estar en una máquina con patatas. Dejé todo aquello para lo que me había estado preparando durante toda la vida. Lo veía como un paso atrás”, explica.

El punto de inflexión tardó en llegar. No fue un proceso de días, ni de meses. Fue una adaptación que requirió tiempo. Pero llegó. Y lo hizo a raíz de la pandemia. Gema pensó en aplicar todo el aprendizaje que había adquirido en su anterior etapa profesional para implementarlo en su propio proyecto.

Comenzó a formarse y a generar comunidad. Se centró en Marketing Digital, online por la pandemia, para descubrir qué herramientas tenía a su alcance para que sus patatas llegasen al consumidor, al tiempo que Óscar estudiaba otros tipos de agricultura más sostenible. “A partir de ahí fue todo rodado”, añade.

Introducirse en el sello de calidad Alimentos de Segovia supuso una oportunidad para abrirse al sector de la restauración y la formación en Marketing Digital, desarrollada con la Cámara de Comercio de Segovia, le permitió conocer al tejido empresarial de la provincia.

“Me sentí muy arropada. Somos pocos, pero estamos muy conectados y, entre todos, generamos un modelo de economía circular en el que todos los servicios se quedan dentro de la provincia”, explica Gema.

Pero si algo contribuyó a que ese punto de inflexión supusiese el impulso definitivo del proyecto fue la calidad de las patatas. “La gente nos dice que nuestras patatas saben, de verdad, a patata. No dejan de ser las patatas de toda la vida, pero parece que eso ahora es lo extraordinario porque nos hemos acostumbrado a otro tipo de alimentación”, añade.

 

Tres destinos diferentes para las patatas

Hoy, Patatas Tarsa, las patatas de Gema y Óscar, tienen tres destinos diferentes una vez que salen de Pinarnegrillo.

Por un lado, destinan parte del cultivo a clientes mayoristas, que son los que les dan los ingresos fijos que les permiten hacer frente a los gastos. “Trabajamos en ciclos de seis meses: seis meses al año, de mayo a octubre, cultivamos y recogemos las patatas; y durante los siguientes seis meses, las vendemos”, cuenta Gema.

Por otro lado, suministran patatas a algunos de los restaurantes más prestigiosos de la provincia, como José María, La Portada del Mediodía o El Figón de los Comuneros, a quienes aportan la seguridad de que las patatas son de la misma variedad y de la misma calidad, evitando “sorpresas” en la cocina.

Finalmente, venden directamente al consumidor a través de su tienda online. “Ahora solo representa un 1 por ciento de las ventas, pero queremos que la gente nos conozca por nuestra marca y nos empiece a valorar por ella. Nuestro objetivo es que las personas, en sus casas, también puedan tener este tipo de patata, de proximidad, sabor y calidad”, indica.

Las redes sociales se han convertido en un aliado para alcanzar ese objetivo. A través de ellas tratan de llegar a los consumidores y alimentar lo que antes era el tradicional boca a boca. “El problema es que somos una empresa pequeña y el marketing, como todo lo demás, lo tenemos que hacer también nosotros, pero vemos que está dando resultados positivos”, reconoce.

“Ha sido un proceso de autoconvencimiento”

Gema echa la vista atrás con la satisfacción de haber pasado por un proceso personal de superación y convencimiento. “Descubrí que esto también era un trabajo. Que se podía vivir de ello. Encontré la forma de acoplarlo, pero he tenido que ir viéndolo por mí misma. Ahora me costaría adaptarme a una oficina y a unos horarios”, dice.

Reconoce que hay momentos duros, difíciles. “Nos han dicho alguna vez que estamos locos, que hemos dejado un trabajo de 7 a 15 horas en una multinacional. Pero en este tiempo he visto muchísima gente que tiene en el medio rural sus tiendas, sus negocios, sus campos, sus ganaderías, que le ponen pasión y llevan años con sus proyectos en marcha. Hoy creo que ha merecido la pena porque hemos ganado en salud, estamos todos más contentos. Es verdad que han venido tiempos difíciles, pero es otra cosa, otra presión. Eres tú, tu presión, y eres tú el que te mandas”, afirma Gema con convicción.

Han pasado los años desde que Gema y Óscar, acompañados por sus hijos, hicieron las maletas y dejaron aquello para lo que se habían preparado durante años con destino a Pinarnegrillo. Hoy, han descubierto, sin embargo, que aquello que aprendieron es justo lo que les permitió alcanzar ese punto de inflexión, hacer de sus patatas un producto especial, singular, de calidad, que constituye su proyecto de presente y, sobre todo, de futuro.

 

Sobre Pinariegas

Pinariegas es una iniciativa desarrollada por el Grupo de Acción Local Honorse Tierra de Pinares en el marco de la Estrategia de Emprendimiento de la Mujer en los ámbitos Agrario y Agroalimentario dirigida a dar visibilidad a proyectos innovadores de la comarca y a difundir las oportunidades que este sector supone para la creación de nuevos proyectos y la fijación de población.