Pedro de Benito junto a su esposa Henar Lázaro.

Pedro de Benito junto a su esposa Henar Lázaro. | Foto: Pablo Quevedo |


| Por Pablo Quevedo Senovilla y Pablo Quevedo Lázaro |

La localidad de Aranda de Duero se ha movilizado con el fin de homenajear a una de las personas más queridas y apreciadas en la que se conoce como la capital de la ribera, el cuellarano Pedro de Benito Polo, fallecido el pasado mes de diciembre.

Centenares de arandinos y también de cuellaranos han manifestado ya su apoyo a la habilitación de una calle en Aranda de Duero con el nombre de Pedro de Benito.

Esta calle servirá de recuerdo a un hombre bueno, que nació para estar en serena concordia en una sociedad que precisa de personas como él, altruismo puro para repartir felicidad y esperanza en tiempos difíciles.

Pedro, junto a su esposa y compañera Henar Lázaro, ha permanecido al pie del cañón durante más de 50 años en todo tipo de movimientos de apoyo a los más necesitados.

José Luis Lázaro, amigo inseparable de Pedro, es uno de los principales impulsores de la iniciativa popular puesta en marcha.

José Luis y un grupo de arandinos han formado una gavilla para hacer posible el objetivo que demanda una gran parte de la sociedad de este municipio burgalés.

Pedro intentaba cambiar la vida de los más necesitados, conducirla con dignidad y abrir una ventana de oportunidades. Para ello, cargaba con la esperanza de conseguirlo y trabajaba cada tic-tac del reloj.

Cuando llegaba a su pueblo, Cuéllar, a su casa en Las Maravillas, llegaba el momento de juntarse con la familia. Cuando hablábamos de los momentos difíciles de la vida, él me preguntaba:

– ¿Crees que hay esperanza para un futuro mejor para nuestros hijos y nietos?

Yo le contestaba que no estaba en condiciones de responder. Eran demasiadas respuestas para una sola pregunta muy difícil.

Me contaba los problemas de su parroquia y de su barrio. Me decía que había muchas necesidades de carácter económico en muchas familias. Cruz Roja no podía hacer frente a tanta petición de alimentos de pura necesidad.

Sus palabras aún resuenan.

– Hemos de unirnos y actuar. Ahora. Antes de que sea demasiado tarde.

Y sin perder nunca la esperanza de alcanzar los objetivos por los que tanto luchó.

–  Tengo la esperanza que me motiva a seguir luchando por una buena causa, una nave, unas oficinas, un autobús para trasladar a las personas mayores y muchas más cosas que tengo solicitadas al presidente de Cruz Roja nacional. Espero sus buenas noticias aceptando la petición.

Con el tiempo, todo se fue consiguiendo, aunque hubo momentos de desesperación y de frustración.

–  Cada día me despertaba antes del amanecer y comenzaba a pensar que hay que seguir para poder alimentar a todos los necesitados del barrio. Solicitaremos a las empresas todo lo que puedan aportar no perecedero, colocarlo en estanterías y repartirlo adecuadamente a todos aquellos que lo necesiten.

Sí, así es como comenzó a funcionar durante muchos años, contando con el apoyo de personas voluntarias de Cruz Roja.

Hay muchas historias maravillosas de personas extraordinarias, que contribuyen a lograr sus objetivos. Él nos contaba que era un movimiento necesario. Le ayudaba a vivir sabiendo que este mundo se podía cambiar poniendo cada uno un granito de arena.

En ese granito de arena estaban los recibos de lotería de Cruz Roja que nadie rechazaba. Pedro conseguía vender la mayor cantidad de lotería de la región. Su satisfacción era máxima. Se le notaba en la sonrisa de su cara cuando lo contaba a la familia.

He seguido las últimas semanas de la vida de Pedro con la esperanza de que pudiera salir adelante. Le veía animado y al mismo tiempo animando a los demás a seguir luchando en su Cruz Roja.

Pedro terminó su último viaje en silencio. Nunca dejó nada pendiente de lo que arrepentirse. Descanse en paz.