| Por César Quintanilla |

Encarna Paso y Antonio Ferrandis fueron los protagonistas de esa hermosa película de José Luis Garci, basada en un retorno y precisamente a tierras astures.

Volver a empezar, es volver a estudiar en cátedras muy diferentes a todo lo que aprendimos en nuestra época de estudiantes y también en el transcurso de nuestra vida cotidiana. Una vida en muchos de los casos inimaginable, diferente a la que hubiéramos querido o soñado, porque parte de nuestro sueño ha ido quedando por el camino unas veces por olvido propio y otras por olvidos ajenos.

Hemos de volver a comprender las intolerancias sociales, la radicalización de gestos a nuestro juicio intolerantes, anárquicos y desproporcionados comportamientos en esto que tendemos a llamar sociedad. Las atroces consecuencias que ocasionan las enfermedades y que nos destruyen, no son causa ni de miedo, ni preocupación, hoy esta sociedad prefiere cerrar los ojos a la concordia y la mejora vital de las personas, hoy hay que volver a empezar tratando de comprender los porqués de ciertas modas, de reivindicaciones trasnochadas, hay que volver aprender una ética ortodoxa y un comportamiento salvaje y desproporcionado en muchos ámbitos de esta sociedad tristemente deteriorada.

Vivir hasta hoy ha significado un paso, vivir a partir de hoy ya supone comenzar un nuevo aprendizaje…De la inmadurez de nuestra infancia y juventud, hoy ya tiene el nombre de experiencia, de haber circulado por sendas maltrechas o carreteras bien asfaltadas. Vivir hasta hoy ha significado un paso, vivir a partir de hoy ya supone comenzar un nuevo aprendizaje para saber entender la vida por la que nos tocara pasar. ¿Seremos capaces de soportar la esencia que pueda crear un cambio generacional, comprenderemos que en muchos casos se destine más amor hacia los animales que hacía las personas, entenderemos el odio que logra segar la vida de seres humanos ?. Será un aprendizaje duro, si aquellos castigos que recibimos en la escuela fueron duros, estos lo podrían ser peor dado lo difícil que será entender las nuevas lecciones de una sociedad troceada en mil pedazos. Quiso la diosa fortuna que durante un corto periodo de tiempo pudiéramos asistir al paso de la vida por las autopistas de la gratitud, de una convivencia sin miramientos, todo ya truncado por el deshonor y la ambición, por el rápido y barato enriquecimiento, por la buena vida.

Lo mio mio y lo tuyo también mio, esa es la causa, un egoísmo de alturas, un vivir sin dejar vivir por la prioridad personal de la ambición a toda costa. Duro resulta ver situaciones de desamparo, duro el empobrecimiento mientras el derroche se apodera de ambiciosos inhumanos. Si es todo eso lo que hemos de aprender o tener que compartir, será un curso muy difícil de aprobar y de nuevo tendremos que volver a empezar con los estudios ya que nuestra vida llena de experiencias no ha servido de mucho.

Aquellos los más viejos del lugar recordarán esa frase tan peculiar: ¡estoy deslomado!, ¿cómo voy a volver a empezar?. Causa tristeza comprobar el cambio de hábitos, la escasa estima por el respeto, sin duda nos está descolocando este sistema de improperios en muchas cosas. ¿Y la justicia, quizás ha dejado de ser justa?, puede que algo obsoleta haya quedado al no equipararla con todo cuanto nos rodea.

Una herencia peligrosa será nuestro legado y el camino para liberar esos peligros está allanado por mentes muy retorcidas. No estaría de más implantar en los nuevos cursos de estudio, la asignatura pendiente de no caer en los mismos errores que hemos cometido a lo largo de la historia. Por cuanto vivimos en el momento actual, hemos de volver a empezar y aprender a convivir en este invento al que como digo llamamos sociedad.